Dicen que la virtud está en el término medio. Lo saben bien Javier Ajenjo y su equipo, que en el último año no han parado de darle vueltas a cómo cuadrar innumerables aspectos hasta acariciar el ansiado equilibrio. Porque en la edición de Sonorama Ribera que está al caer han decidido vender menos bonos, han aumentado el presupuesto y se ampliarán los espacios, entre otras cuestiones. Todo con el objetivo de que el festival sea lo «más cómodo» posible.
¿Cómo afronta esta nueva edición?
El reto sigue siendo hacer un festival mejor, más sostenible e inclusivo, con más espacio. Es lo que nos hemos planteado y, de hecho, aprendemos cada año. Tenemos un festival que puede crecer en calidad y ese es el objetivo que nos proponemos ahora. En todo este año de trabajo sólo ha habido un reto: abrir más espacio. Así que los escenarios se pondrán en la carretera, con lo que ganamos unos 4.000 metros; con la zona vip, que va a estar debajo de la barra, lograremos otros 1.000 metros; y estamos negociando con el aparcamiento de camiones para alquilar la parte del final y sacar la restauración ahí y hacerla más accesible, cómoda y menos ruidosa. De esta forma se liberarán entre 6.000 y 7.000 metros. La idea es tener un festival más cómodo este año y creo que lo vamos a conseguir.
Los escenarios van a instalarse en la carretera, así ganamos unos 4.000 metros para el público»
¿Y en lo económico?
El reto pasaba por llegar a un equilibrio en un festival con un presupuesto tan alto, vendiendo menos entradas. Lo que hemos conseguido es elevar un poco el precio medio de la entrada (valía lo mismo que hace 15 años). Esto dice mucho de cómo queremos hacer las cosas, pero también es importante sobrevivir y alcanzar un presupuesto equilibrado. Se han vendido 3.000 bonos menos que en 2023 porque hemos parado la venta dos meses antes. Esto en un promotor sería imposible, pero en un festival como Sonorama tiene que ser algo irrenunciable. La edición de este año se plantea con muy buenas expectativas, con un sitio mejorado y con dotaciones (el Picón) que no nos vamos a cansar de repetir que son un recinto multiusos y un parque para todos los arandinos. Ojalá tengamos las fiestas allí, ojalá podamos celebrar conciertos multitudinarios en el centro de España, esto puede convertirse en una referencia absoluta. Así es como tenemos que pensar y así es como se ha planteado esta inversión de 1,7 millones a desarrollar en tres años.
Para nosotros ha sido complicado. A nivel privado podría haber sido más cómodo construir una nave y encima habríamos sido los propietarios de algo. Pero creo que esto es muchísimo mejor. Esto es algo para todos los arandinos.
¿A cuánto asciende el presupuesto?
Estamos en siete millones de euros, frente a los casi seis del año pasado. Es un salto importante porque todo sube, para empezar. Hay otra cuestión importantísima que nos afecta y es la altísima demanda de materiales para realizar conciertos, que vive un boom brutal y no hay disponibilidad. Y esto, aplicado también a los artistas, hace que los precios aumenten. Tanto la contratación de materiales como de artistas se ha incrementado al menos un 20%. Así que este año volvemos a tenerlo bastante complicado.
El equipo ha hecho un trabajazo brutal para tratar de sujetar ese presupuesto. Los ingresos se van a mantener, esperemos que aumenten un poquito, pero los gastos han subido bastante. Y eso nos va a limitar. Se ha hecho una inversión (en el Picón) porque venimos de un buen año, pero ahora, desgraciadamente, no se afrontarán ese tipo de inversiones.
Se generan más de 1.200 puestos de trabajo en el festival. Entre ellos, habrá 400 camareros»
Entonces, al sacar fuera la zona de restauración, ¿se evitarán aglomeraciones en la entrada? Esta fue una de las mejoras que se plantearon nada más acabar el último Sonorama con Policía y Ayuntamiento.
Sí, se ha ganado mucho al hacer los accesos desde la rotonda. Y luego lo que hemos hecho es liberar toda la parte de la izquierda, que quizá el año pasado era donde podía haber embotellamiento. Este año quedará limpio, es una franja limpia para poder avanzar. Es lo que nos hemos planteado y lo que espero que consigamos. Estamos en conversaciones con Asebutra y quiero agradecer su buenísima disposición ya que es un espacio que necesitamos ocupar, la parte menos utilizada y que no incida en su funcionamiento. Estas mejoras son fundamentales.
Tenemos más débitos. Uno es cuantificar lo que supone el coste de los servicios de Aranda para el festival. Es algo que llevamos reclamando mucho tiempo. Hay una ayuda municipal, a la que estamos absolutamente agradecidos, pero que la gente puede ponderar adecuadamente sobre 7 millones de euros de presupuesto. Cualquiera es capaz de sacar un porcentaje con habilidad: a mí me sale un 2%. La gente tiene que saber que invertimos más de 400.000 euros en los conciertos gratuitos que hay en Aranda. Esto hay muchas formas de verlo: lo que puede molestar que un pueblo sea activo o, al contrario, lo que puede repercutir que un pueblo sea activo. Depende cómo lo quieras ver. Esto requiere de una implicación público-privada.
¿Qué le piden al Ayuntamiento?
No necesitamos una ayuda, lo que necesitamos, por ejemplo, es que el Ayuntamiento contratara los escenarios gratuitos del pueblo o las bandas gratuitas. Siempre hemos sido defensores de un equilibrio en las ayudas, que está más que justificado. No es una cuestión de equipos de gobierno, sino un concepto de ciudad o pueblo. Este es nuestro pueblo y hay que tener un concepto que va más allá de lo político, es cuestión de plantearnos un desarrollo a futuro. Es cierto que nos hallamos en una situación complicada porque estamos con un equipo de gobierno (en minoría) que se encuentra con unas dificultades políticas… pero creo que este periodo va a ser muy bueno para que se mejoren y asienten temas de futuro.
En esta edición se reforzará el sonido con unas torres. Es la primera vez que lo vamos a hacer»
¿Habrá baños en distintas zonas del recinto del Picón?
El hecho de abrir espacios nos va a permitir disponer de zonas más accesibles y tener más baños. Sobre todo, vamos a contar con unos baños fijos muy bien señalizados y accesibles, donde se aumenta el número de cabinas. También somos conscientes de que no todo el mundo estará satisfecho, pero creo que tenemos que adaptarnos a lo que hay dentro de una lógica. A veces acudimos a otros festivales como analistas de espacios: voy con el equipo y uno mira el sonido, otro lo que mide el frontal del escenario, otro los baños que hay en relación con los asistentes… En eso consiste, en aprender y ver cuál son los parámetros en los que nos debemos mover para que la gente esté lo mejor posible, sin que a nadie se le olvide que se trata de un espacio para 40.000 personas. Pues bien, la gente no se imagina que hay 600 baños en Sonorama Ribera. Si aplicas el ratio entre asistentes, hay un baño para cada menos de 100 personas, lo que es mucho más que razonable en un evento multitudinario. Sí, vas a hacer cola, pero será una cola lógica.
En total se construyen 234 baños y móviles traemos otros 300. Hay cuatro puntos de baños en el recinto. Y en las edificaciones que estamos haciendo cuentan con cuatro módulos diferentes. Es decir, un módulo a la izquierda y otro a la derecha dividido en dos (chicos y chicas). Esto nos permite abrir por partes. Es decir, se pueden abrir 27 baños o 200, no tiene porqué ser todo a la vez.
En el plano laboral, ¿cuántos contratos tienen previsto firmar?
Se generan más de 1.200 puestos de trabajo en Sonorama. Igual que decía con los baños, hay que ser conscientes de las limitaciones. No podemos encontrar 400 camareros un 10 de agosto. Si no hay 10 en todo Aranda, ¿cómo va a haber 400? Muchos trabajan aquí por primera vez. Hay que ser razonable y comprensible con estas situaciones porque todos alguna vez hemos puesto nuestra primera copa, todos hemos trabajado por primera vez, lo hemos pasado mal… creo que también es un proceso humano. Por favor, un poco de paciencia. En Madrid muchas veces esperas 15 minutos para que te atiendan en un bar y no se muere nadie. Se pide un poco de paciencia. A nadie nos gusta esperar, pero tenemos que darnos cuenta de esas limitaciones en todos los aspectos.
Vamos a seguir dando guerra para fletar un tren. Tardaremos más o menos, pero se logrará»
En paralelo, mantienen dos compromisos. El primero con la mejora continua del Picón.
La gente tiene que saber que ese compromiso no pasa solo por la inversión (1,7 millones de euros) sino también por el mantenimiento. Esto es muy importante. Aquí sí que necesitamos un compromiso de todos. Esto es una cesión de un espacio. Nosotros hacemos esa inversión, que se regala a los arandinos y ellos nos ceden a nosotros ese espacio. Si una taza se rompe durante el año, la cambiamos nosotros. Se ha trabajado mucho con el equipo de gobierno y con los técnicos del Ayuntamiento para que esto se pudiera llevar a cabo con luz y taquígrafos. Así lo queríamos todas las partes. Sabemos los compromisos que se han adquirido y a partir de ahí se trata de intentar mejorar. Por cierto, este año se refuerza el sonido con unas torres (se llaman delays), que es la primera vez que lo hacemos. Es otra inversión importante en la calidad del festival.
Y el segundo con el tren. ¿Llegará hasta Aranda con pasajeros?
Vamos a seguir dando guerra, lo tenemos muy claro. Somos un altavoz importante. Vamos a tener el tren en las pantallas y haremos todo lo que esté en nuestra mano. Hace falta reincidir, es futuro y Sonorama también lo es. Seguiremos luchando, es lo que toca. Se conseguirá, estoy seguro. Tardaremos más o menos, pero se conseguirá. Somos muy cabezotas. Mucho. Muchísimo.