El rock como secreto de la eterna juventud

I.M.L./ Aranda de Duero
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Burning dio una clase magistral de cómo defender un repertorio en un escenario acostumbrado a recibir nuevas promesas. Su debut en Sonorama supo a poco a los que esperaban corear más clásicos

Johnny Cifuentes derrochó en el escenario todos los tropos del rock más clásico, ante un público expectante por poder cantar a voz en grito los éxitos de ayer, hoy y siempre de Burning. - Foto: Alberto Rodrigo

El debut en un Sonorama de unos más que veteranos en esto de la música y los escenarios es todo un acontecimiento, porque regala a los maduros momentos como los de su juventud y a las nuevas generaciones les ofrece un nuevo horizonte sonoro. Pero el lujo de ver a Burning en Aranda es un hito de otro tiempo. Ni el calor imperante en el atardecer de la segunda jornada del festival impidió que la asistencia al derroche de rock and roll del bueno de Johnny Cifuentes y su banda fuese masiva.

Eso sí, los primeros temas sólo arrancaron tímidos movimientos de cadera o de cabeza entre los sonorámicos, cuya media de edad subió de forma considerable en las primeras filas. No en vano, los Burning atesoran medio siglo de trayectoria y sus canciones ya acumulan coros de tres generaciones de seguidores.

Y no es de extrañar después de ver el carisma que derrocha Johnny sobre el escenario, capaz de levantar al público en aplausos durante el primer guitarreo de la tarde. Muchos, por no decir todos, estaban esperando el pack completo de sus grandes éxitos, esos que incluso se cantan sin saber que son de ellos. Prueba de ello fue la explosión de gargantas que estalló con los primeros acordes del mítico ¿Qué hace una chica como tu en un sitio como este?

A partir de ahí, la comunión con el público fue total, con un Johnny moviéndose como un veinteañero, nadie diría que frisa los 70 tacos. Con sus gafas de sol, sus pantalones de cuero y su chaleco, todo negro, dio una clase magistral de cómo defender sobre un escenario un repertorio, por años y bolos que tengan las canciones. Un potente directo, con unos músicos magistrales, que hicieron gala de un rock clásico y elegante, con algunas letras que igual no pegan para una voz de siete décadas, por muy carismática que sea.

Con el público entregado, el Mueve tus caderas terminó de desatar la euforia de los más roqueros y generó un movimiento de móviles arriba en la marea que se movía a los pies de Johnny, al ritmo que él marcaba, mientras que en el centro los 'maduritos' aprovechaban para disfrutarlo. ¡Quién sabe si van a poder volver a ver a Burning en directo! Aunque por lo visto en el escenario, a esta banda todavía le quedan muchos kilómetros que quemar, muchos escenarios que incendiar. Tanto que, por la tiranía de los horarios en un festival, el concierto supo a poco, la gente se quedó con ganas de más y, aunque no era lo mismo, se dispersaron cantando eso de «dan las 6, sintonizo a los Stones».

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