Tras un largo viaje de cuatro días y 4.100 kilómetros, Diego Herrera llegó la semana pasada de Ucrania, el lugar donde el fotoperiodista burgalés ha retratado durante los últimos años la dureza de la guerra. Un trabajo que le hizo merecedor el pasado mes de marzo del prestigioso Premio Rey de España de Periodismo de Fotografía.
En ese reconocimiento a un periodismo de investigación y atrevido, el jurado destacó que Herrera «ha reflejado perfectamente la muerte y la precariedad» y valoró su «llamamiento» «a no olvidarse de la guerra».
No oculta Herrera que «es de agradecer que te den un premio de este nivel por el trabajo que has venido haciendo en Ucrania desde 2021», pero lamenta que «a nivel laboral no me ha cambiado mucho la vida. Sigo trabajando para la misma agencia turca», ya que los medios internacionales van al lugar con su redactor y su fotógrafo; y los españoles o no pagan lo suficiente o es un redactor el que hace las fotos con su móvil.
No se define como un fotoperiodista de guerra. En su caso, el conflicto le pilló cuando iba a realizar un reportaje sobre las minas de carbón en el Donbás. Siempre le había atraído la Europa del Este, donde realizó un voluntariado en Moldavia y durante la posguerra en Armenia. «Allí aprendí a hablar ruso y eso me abrió las puertas a trabajar en este espacio postsovietico», relata.
Tiene claro, más allá del juego geopolítico, que en esta guerra, hay buenos y malos. «Ucrania ha sido invadida porque Rusia ha entrado a un país ilegalmente y los ciudadanos están sufriendo las consecuencias de los bombardeos indiscriminados», afirma.
Me llena lo que hago porque es una forma de hacer justicia con documentos gráficos que van a quedar para la historia»
Al año 2025 le pide «que termine la guerra». Algo que podría estar más cerca ya que, tal y como comenta desde Kostantínovka, una ciudad situada a unos diez kilómetros del frente de Chásiv Yar, «desde el pasado mes de septiembre, más o menos», ha percibido que el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, «ha empezado a hablar de la búsqueda de acuerdos y ya no maneja un leguaje tan belicista» como desde el inicio del conflicto armado en 2022.
Respecto al trabajo que está realizando en Ucrania afirma que «me llena porque entiendo que es una forma de hacer justicia. Cuando hacemos fotografías de civiles que han sufrido las consecuencias de los bombardeos, para mí son documentos gráficos que van a quedar para la historia».
De momento, su sitio está allí, aunque no descarta otros proyectos internacionales ni tampoco trabajar en España si surgen oportunidades. Diego Herrera se ha ganado a pulso ser uno de los protagonistas burgaleses de este 2024.