El Gobierno de coalición del PP y Vox y la oposición, representada por el PSOE, adoptaron a principios de esta semana la decisión ya no solo de negociar con los bancos la refinanciación de la deuda de los consorcios del Desvío y de Villalonquéjar, sino la de comenzar a tantear a otras entidades financieras para, ya sea por la primera o por la segunda vía, tratar de frenar la sangría que la subida de los tipos de interés está generando en las cuentas de los dos entes. Avanzar en esta estrategia no es ya una opción sino una obligación, y además perentoria, porque cada día que pasa sin dar con la solución a este problema, los intereses se comen más de 20.000 euros solo de la llamada deuda sostenible (tramo A). Es decir, de la que la teoría dice, cosa distinta es la práctica, que se debiera saldar con la venta de suelo.

Los informes de situación financiera de los dos consorcios muestran que, si nada cambia, los entes tendrán que pagar el próximo año solo en intereses más de ocho millones de euros. Una cifra superior incluso a los seis millones que también habrá que desembolsar para la amortización del capital. Todo ello, sin contar con la deuda del tramo B (la no sostenible) que ya asumió el Ayuntamiento como propia, y a cambio de nada, en los acuerdos de refinanciación alcanzados entre los años 2016 y 2017. En este último caso, los entes no se hacen cargo de esta deuda.

(Más información, en la edición impresa de este sábado de Diario de Burgos o aquí)