Miranda encuentra en su hostelería un motor económico. Ese impulso crea puestos de trabajo, da actividad a los distribuidores y también aporta a las arcas municipales. Muchos bares ocupan el suelo público para sus terrazas y en el Ayuntamiento han previsto recaudar en 2024 por esta tasa 100.000 euros. Aun así, en el sector piden una renovación de la ordenanza, ya que consideran que debe actualizarse para adaptarla a la modernización que el Consistorio ha realizado en muchas calles, aunque aún hay negocios que recuerdan los veladores en la calzada, una solución que se encontró en la pandemia y para la que todavía hay nostálgicos. En cualquier caso, con la revisión los hosteleros también ven una posibilidad de ampliar las mesas más allá de la concentración que se ve en las zonas peatonales.
En la asociación de Hosteleros Altamira su presidente, Pepe Rey, remarca que «la ordenanza municipal está obsoleta y sería necesario darle una vuelta». El representante argumenta que «se están abriendo calles con las aceras más anchas y la regulación no lo tiene en cuenta, por lo que se permite lo mismo que antes, aunque haya más espacio». Él es uno de los que han pedido colocar una separación respecto a la calzada, «porque antes teníamos una fila de coches aparcados y ahora no, por lo que sería necesario poner algo para mitigar las molestias del tráfico», considera el hostelero.
En una situación similar se encuentra el Bocca. Su responsable, Txus Conde, también echa de menos una renovación de la ordenanza «sobre todo tras la inversión municipal para renovar las calles». En su caso, su tramo se modernizará este año y afirma que le gustaría instalar una estructura que ahora mismo no sería posible, «porque por ejemplo los cubrimientos de las terrazas tienen que ser de tela, cuando hoy en día hay materiales que se ajustan mucho más a la sostenibilidad y al ahorro energético».
Rey también pone sobre la mesa la evolución que han tenido los veladores, sobre todo en la zona peatonal tras la pandemia y la eliminación de las carpas. En puntos sin tráfico, desde hace aproximadamente un año los propios negocios han mejorado las estructuras, pero manteniendo más o menos una estética común, «pero esto ha sido gracias a los propios bares», puntualiza el representante, quien considera que en esa evolución de la norma «sería bueno que pongan criterios homogéneos porque así conseguiremos una ciudad más atractiva». Conde también menciona esta necesidad, ya que «la ordenanza actual no se preocupa de la parte estática».
En partes menos céntricas también reflexionan sobre la necesidad de cambiar la norma, aunque desde otro punto de vista, porque la renovación de las calles no llega hasta ellos. El responsable del Play Off, David Ortega, se pregunta si se podrán recuperar las mesas en las zonas de aparcamientos, «ya que cuando estuvieron puestas no hubo ningún problema y hay otros sitios en los que se mantienen». Su bar está ubicado a medio camino entre el barrio de Anduva y la zona más céntrica, en unas calles en las que no hay muchas terrazas. Él tiene dos mesas «pero es de las pocas que hay por aquí» y pide que se valore la alternativa que dio aire al sector en la pandemia, «aunque ahora lo veo necesario no tanto para los bares, sino para la gente que tiene problemas de movilidad y no puede ir hasta el centro», afirma, al tiempo que recuerda que «en muchos barrios las aceras son estrechas y no hay más alternativa».
Conde también menciona el gran foco de la calle La Estación y las peatonales anexas, «donde se concentran gran cantidad de mesas y eso debilita el resto de zonas de Miranda, que tampoco creo que sea bueno», afirma desde el Bocca.