No solo fue la esposa de Alfonso VIII de Castilla, la hija de Enrique II de Inglaterra y Leonor Plantagenet, la hermana de Ricardo Corazón de León y Juan Sin Tierra, madre de reyes y reinas o abuela de dos monarcas santos (Fernando III y Luis IX de Francia). Leonor de Plantagenet (1161-1214) no necesita de ningún otro nombre para merecer un lugar destacado en la historia de la Edad Media. Y sin embargo, hasta ahora apenas había publicaciones que hubieran investigado su legado.
El profesor e investigador chileno José Manuel Cerda se propuso hacer justicia con su legado cuando visitó Las Huelgas hace quince años y supo, junto al sarcófago donde reposan sus restos, que no había una biografía completa sobre ella. Entonces quiso saber qué había detrás de aquella mujer que fundó el monasterio y promovió la cultura y la música de los trovadores.
Cerda ha descubierto, entre otras cosas, que Leonor de Plantagenet «es la primera reina consorte de la península Ibérica y probablemente de Europa que tiene su casa propia y oficiales a su exclusivo servicio». En lugar de acudir a la cancillería de su marido, como solía ocurrir cuando una consorte debía emitir un documento, la reina tenía autonomía e independencia para hacer uso de su poder patrimonial, dinástico y político.
Uno de esos documentos propios, un pergamino de 1179 que había permanecido en el archivo del Hospital del Rey, apareció hace unos años en poder de un particular francés y Cerda tuvo acceso a él para su estudio. Se trata de una donación de una villa que la reina otorga a un tal Fuet (que no sé sabe quién es). Y hay también constancia de un donativo a la catedral de Toledo para financiar una capilla dedicada a Tomás Becket.
En el libro Leonor de Inglaterra. La reina Plantagenet de Castilla (1161-1214) (Editorial Trea) cuenta el perfil de una mujer «poderosa y culta, consciente de su estirpe y de lo que significa, que decide ponerlo a disposición del reino castellano».
La hija del matrimonio más poderoso de Europa se casa con el monarca de un reino joven y frágil que corría peligro de ser anexionado por León. «Leonor pone a disposición de esa corona todo su poder: redes dinásticas y familiares, educación, carácter... para que Castilla sea grande. Y cuando Alfonso muere, en 1214, Castilla es otra».
El libro no desmerece el papel de Alfonso VIII, pero otorga a su mujer un papel relevante en esta alianza conyugal que terminó haciendo grande al reino. Trata también aspectos como la dote que recibe su esposo, de la que no hay documentación; la leyenda de la amante judía de Alfonso; la aureola de santidad que se atribuyó al matrimonio; su papel como madre, etc. Es también, por supuesto, la cofundadora de Las Huelgas, que el matrimonio decide convertir en panteón dinástico. Una mujer que promovió la cultura y que, según Cerda, se le conocen más trovadores que a su famosa madre, Leonor de Aquitania. Leonor de Inglaterra se presentó el martes en la Sala Polisón y este viernes, en Madrid.