El poblado del Encuentro ha vuelto a expandirse a otras parcelas próximas a las casas prefabricadas y en las que en los últimos meses se han levantado cuatro chabolas, una de ellas incluso con corral para las gallinas. Esta situación no es nueva, dado que el hacinamiento en el que se vive en las 24 casas prefabricadas que se mantienen en pie desde 1993 ha provocado que de manera periódica haya quienes han intentado levantar otro habitáculo al que desplazarse con su familia y ganar en espacio e intimidad. Hasta ahora, todos los que habían dado este paso lo habían hecho en terrenos que son propiedad del Ayuntamiento, pero la novedad de las últimas semanas es que las cuatro infraviviendas construidas a base de ladrillos, madera y plásticos se han construido en una parcela de la Junta y en otra de un particular, con lo cual el desalojo es más complicado que en otras ocasiones.
La concejala de Acción Social, Ana Lopidana, explicó que otras veces en las que se detectaba que había nuevas chabolas en los alrededores del Encuentro, los técnicos municipales podían intervenir directamente porque se trataba de terrenos de su propiedad y, aunque siempre se intentaba llegar a acuerdos con quienes se habían desplazado para que las tiraran de manera voluntaria, llegado el momento había más margen de maniobra para conseguir que salieran de las fincas. Ahora, en cambio, esos pasos deberían darlos los propietarios de los terrenos ‘ocupados’;es decir, la Junta de Castilla y León y un particular al que el Ayuntamiento ya ha localizado. «Nosotros estaremos acompañando y nuestros técnicos les echarán una mano, pero son los propietarios quienes tienen que iniciar el procedimiento», apuntó Lopidana, destacando, que el personal municipal «ya ha empezado a hablar con ellos para que las desmantelen».
La concejala no pudo precisar cuántas personas duermen en estas cuatro nuevas chabolas, tres de ellas levantadas durante el otoño y la cuarta en diciembre, «porque nosotros solo sabemos cuántas personas viven en las casas del Ayuntamiento». Tampoco en Promoción Gitana, asociación que trabaja en el poblado desde su creación hace más de veinte años, facilitaron esta información. Lopidana explicó que es difícil conseguir este tipo de datos porque «muchas veces no son de Burgos, son personas de fuera que están aquí durante el tiempo en el que está la chabola en pie, pero en cuanto la tienen que desmantelar se van».
Hay otras veces, en cambio, en las que quienes ponen en pie estos proyectos de vivienda sí proceden del poblado gitano, en el que para muchos ya hay una situación insostenible porque viven muchas más personas de las que realmente caben. Hay que tener en cuenta que cuando el poblado se proyectó e inauguró, en el verano de 1993, se instalaron 126 personas distribuidas en 25 familias, una en cada casa. El pasado mayo había 146 personas pertenecientes a 37 familias distintas y una casa menos, porque hay que tener en cuenta que en 2012 se quemó una de las casas. Y teniendo en cuenta que cada una de las viviendas prefabricadas que se instalaron junto a la carretera de Quintanadueñas tiene una superficie de 70 metros cuadrados en los que, incluso, llegan a convivir ocho y nueve personas, es obvio que hay hacinamiento. Así que periódicamente siempre hay familias jóvenes, hijos o nietos de los primeros moradores del Encuentro, que buscando algo más de independencia e intimidad salen de la casa y dan forma a otro espacio en el que vivir algo más desahogadamente.
Realojos. Sin embargo, el Ayuntamiento quiere evitar a toda costa que el poblado se extienda, así que siempre que se ha detectado la existencia de chabolas, se ha actuado con rapidez. Cuando el programa de realojos funcionaba con normalidad, el desmantelamiento era algo más sencillo porque se podía llegar al acuerdo de que, en cuanto se pudiera trasladar a los habitantes de una casa prefabricada a un piso de la capital, se les podría trasladar a la vivienda desocupada. Pero con la crisis el programa de realojos se ha casi paralizado, por lo que esa solución es muy poco probable en estos momentos. A pesar de ello, la concejala Ana Lopidana afirmó que los técnicos municipales están hablando con los inquilinos para que, o vuelven a la casa del poblado de la que salieron o a sus ciudades de origen, «pero en cualquier caso ya se está hablando con ellos para que desmantelen las cuatro chabolas», dijo la concejala.
Por otra parte, en los próximos meses también se tomarán medidas en lo que a limpieza y adecentamiento de las viviendas prefabricadas del Ayuntamiento se refiere. Hay que tener en cuenta que hace varios años se puso en marcha un programa de limpieza del entorno en el que tienen que participar todos los habitantes del poblado que cobran la Renta Garantizada de Ciudadanía. En muchas de las viviendas esta ayuda social y la venta de chatarra son los únicos ingresos que se perciben, por lo que es muy frecuente que en el entorno se acumule mucha basura con enseres de gran tamaño, restos de electrodomésticos, colchones y otros artículos. Se espera que para mayo o así se haya dejado todo limpio.
Y a esto habría que añadir otras obras de mayor calado que el Ayuntamiento tiene proyectadas, pero cuya realización dependen de que se reserve partida presupuestaria en este ejercicio. Entre ellas destaca la separación de los desagües de la Protectora de Animales y el poblado, porque al ir todos los desechos por la misma canalización, es muy frecuente que se atasquen por los pelos de los animales, que incluso llegan a rebosar por los urinarios de las viviendas.