Si el año pasado lo hicieron por probar, en el 2024 repiten casi por aclamación popular: San Lorenzo volverá a dar esta noche las campanadas en la calle y repartirá uvas entre quienes no las lleven consigo. «Es un acto espontáneo y festivo, pero sanote; para familias, pero también para quien esté solo en casa o para quien se quiera acercar para celebrar la Nochevieja de una forma diferente. Está abierto a todo el mundo», explica el párroco y promotor de esta iniciativa, Enrique Ybáñez, más conocido -dentro y fuera del céntrico templo barroco- como Quique. Y avanza: «Seguiremos el esquema del año pasado, pero se alargará un poquito más con música. Es que nos quedamos algo cortos y no queremos que nadie se sienta con prisa».
La plaza que se forma ante la puerta principal de San Lorenzo se convirtió en la Nochevieja del 2023 en una suerte de Puerta del Sol, porque esa era la intención. «Es tamos muy contentos porque el año pasado la gente se fue muy agradecida por esa razón, porque nos decían que en Burgos nunca habían tenido la oportunidad de juntarse en la calle como en Madrid, en Canarias o en otros sitios». La iniciativa, pionera en la capital, fue posible gracias a la colaboración de la Federación de Hostelería y del Ayuntamiento con la parroquia, una alianza que se renueva en esta ocasión. «Los hosteleros facilitan uvas y bolsas de cotillón, mientras que el Ayuntamiento prepara el videomapping con las campanadas para la fachada y la música», dice Ybáñez, matizando que en el Consistorio también han ayudado con la tramitación de todos los permisos necesarios para celebrar la Nochevieja en la calle.
Así, los interesados en recibir al 2025 en un ambiente festivo y diferente al habitual, pueden acercarse a San Lorenzo, donde desde las 23.30 horas los recibirán con música. «El año pasado dudábamos sobre si tendría acogida, pero la sorpresa fue que muchos burgaleses se animaron. Y no solo de Burgos, también vinieron peregrinos que estaban de paso hacia Santiago e incluso gente de fuera, de Bilbao, por ejemplo, que nos dijeron que contáramos con ellos en el 2024 porque repetirían, así que... ¡no los podíamos fallar!», dice Quique, riéndose.
El reloj que se proyectaen la fachada está sincronizado con la Puerta del Sol, para dar las campanadas
La fiesta empezará poco antes de la medianoche, pero para ese momento los feligreses que quieran se habrán encargado de tener todo listo: las bolsas de cotillón organizadas y las uvas distribuidas en vasos, así como las bengalas que lanzarán con la entrada del 2025. «No hemos contado todavía las uvas, pero creemos que habrá como para unas 150 personas», cuenta Ybáñez, antes de matizar que «no obstante, recomendamos que quien venga se traiga uvas porque el año pasado agotamos los cien vasos que teníamos y hubo gente a la que le tuvimos que decir que no».
Así, los asistentes podrán disfrutar de la animación hasta que el reloj que se proyectará sobre el frontón partido de la fachada de la parroquia (el videomapping que facilita el Ayuntamiento) indique que el Año Nuevo se acerca. «El reloj está sincronizado con la Puerta del Sol y da las campanadas con tiempo suficiente para que todos coman las doce uvas», aclara el párroco, de nuevo invitando a todos los burgaleses a acudir, con independencia de su edad o sus creencias. «Estamos muy contentos porque vinieron muchas, muchas familias, que es la idea: recibir el año con más gente, pero en familia», repite.
Ahora solo falta que la niebla y el frío de estos días dé la tregua suficiente para que las campanadas 'a la burgalesa' vuelvan a ser un éxito.