Los vecinos de Terrazas, barrio de Salas de los Infantes situado a escasos metros de la presa de Castrovido aguas abajo, suelen aliviarse de los calores veraniegos en el Arlanza a su paso por la localidad. Estos días, por mucho que apriete el sol, ni se lo plantean. Desde hace un mes el caudal que atraviesa el cuerpo principal de la presa sale al otro lado completamente negro, recordando a golpe de vista al chapapote que llegaba a las playas de la Costa da Morte, cuando se hundió el Prestige. Su paso también deja un hedor a podrido que se vuelve más intenso y desagradable según avanza el día. «No dejamos que se acerquen ni los perros, porque no sabemos hasta qué punto puede ser perjudicial para la salud», comenta uno de los habitantes en relación a esta misteriosa y molesta situación.
Se percataron de la tonalidad del agua caminando junto a la orilla con sus perros y según pasaban los días iban comprobando que este iba tornándose más oscuro y que comenzó a aparecer un olor «a cloaca o alcantarilla», como detallan los vecinos, que muchos días incluso lo perciben nada más asomarse a la ventana de sus casas. «Es muy desagradable y no es normal. Algo tiene que estar pasando para que el agua aparezca así», comenta otra vecina. «Se les está pudriendo ahí dentro por el motivo que sea», añade otro en relación a la cantidad que ya hay embalsada en la presa de Los Vados. «Es el que utilizamos para regar los huertos y cuando lo echamos en la tierra crea una especie de espuma que tampoco es normal», añade.
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