Después de casi un mes interno en el módulo de preventivos del Centro Penitenciario de Burgos, el homicida confeso de Andrea Bejarano, Jaime Alberto Nebreda Vélez, ha sido trasladado al penal militar de Alcalá de Henares. Se trata de una cárcel reservada para miembros de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil, independientemente de si el delito por el que están siendo juzgados o condenados ha tenido que ver dentro del régimen castrense. Allí permanecerá, casi con total seguridad, hasta que se celebre el juicio con un tribunal popular en la Audiencia Provincial.
El Juzgado de Violencia contra la Mujer de Burgos sigue instruyendo las diligencias del crimen cometido el pasado 16 de marzo en el domicilio que ambos compartían en la carretera de Poza. La magistrada ordenó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza, después de que Jaime Vélez reconociese que después de una fuerte discusión mató a su expareja (él aseguró que seguían juntos y la familia de la joven sostiene que habían iniciado trámites de separación), estrangulándola con un pijama. Después, escondió el cuerpo durante horas, esperó a que el hijo menor de ambos se durmiese y, de madrugada, la trasladó hasta un paraje de La Bureba.
Tras repetir ante la jueza instructora la confesión que previamente había realizado en Comisaría Provincial, cuando llevó a los agentes investigadores hasta el lugar en el que se deshizo y enterró el cuerpo de la mujer, ingresó en la cárcel de la capital burgalesa. A lo largo de tres semanas ha permanecido en el módulo especial para internos que están en régimen preventivo. Como medida habitual, se le asignó un preso 'sombra' dentro del protocolo contra el suicidio. Ha recibido varias visitas, principalmente de su abogado.
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