Unas prácticas de oro

P.C.P. / Belorado
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Un grupo de estudiantes de Madrid devuelve el esplendor original al retablo de la iglesia de Santa María de Belorado. El resultado se podrá comprobar en la Noche Blanca que se celebra este sábado

Dos alumnas miman la imagen de Santa María de la Capilla, que se talló en el siglo XIV y ocupa el lugar de honor del retablo. - Foto: Valdivielso

Un murmullo de voces juveniles anticipa el final de la hora del almuerzo. Las estudiantes -ganan las mujeres por goleada en el grupo- caminan hacia la nave lateral y se vuelven a colocar el casco y los arneses entre risas. La conversación fluye natural y evidencia su entusiasmo, no solo por un trabajo que reluce desde la entrada, también por una experiencia personal que disfrutan con intensidad.  

Una quincena de alumnos de 2, 3 y 4º de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid (ESCRBC) trabajan, y viven, codo con codo desde el 4 de julio en Belorado. A veces tan pegados en unos pocos metros de andamio que podrían haber saltado chispas. Pero todo lo contrario. «Son un grupo genial, muy activo, trabajador, con mucha iniciativa», explica Ana Carretero.

Su profesora se deshace en elogios hacia las estudiantes, la mayoría de la especialidad de Escultura, que en vez de disfrutar de las vacaciones han optado por complementar las clases teóricas con una campaña de verano en el retablo de la Iglesia de Santa María. Cumplen así el sueño de un grupo de beliforanos, que empezaron por recuperar la Semana Santa local y ahora se han propuesto preservar el patrimonio cultural del municipio, con ayuda de sus convecinos. «Estamos muy contentos, porque todo el pueblo se ha volcado», explican Sonia y José Mari, dos de los muchos impulsores de la campaña de recaudación de fondos -ahora venden calendarios y abanicos-, que ya preparan la inauguración para el 3 de agosto junto con Norberto, el sacerdote.

Pilar Valentín-Gamazo (izda.), estudiante 3º Escultura: «Me siento más segura de mis conocimientos, porque ahora veo el trabajo y digo ‘ ¡pues no se me da mal’»Pilar Valentín-Gamazo (izda.), estudiante 3º Escultura: «Me siento más segura de mis conocimientos, porque ahora veo el trabajo y digo ‘ ¡pues no se me da mal’» - Foto: Valdivielso

«Lo veo y digo: '¡pues que no se me da mal!'», exclama Pilar Valentín-Gamazo, una de las más locuaces del grupo estudiantil mirando al retablo, con el trabajo casi terminado. «Ahora entiendo cosas que a lo mejor me explicaron y yo me preguntaba: '¿Y qué más me da saber esto de química o de biología?' Pues ahora tiene todo el sentido del mundo», se replica a sí misma para dar entrada en la conversación a Lucía Barragán, otra joven madrileña que va  un curso por detrás y que, gracias a la experiencia de Belorado, ha decidido que elegirá Escultura como especialidad en 3º. 

Pilar se jacta además de conocer cada rincón de Belorado. Han salido, han ido a las cuevas, han montado a caballo y este sábado, durante la Noche Blanca que ha programado el Ayuntamiento, trabajarán en directo para que vecinos, turistas y peregrinos puedan familiarizarse con esta restauración. Unos en mesas a las que se podrá acercar el público y otros en la parte baja del altar, donde no se permitirá por motivos de seguridad, recuperarán algunas piezas y zonas con 'lagunas blancas' que han dejado sin reparar aún ex profeso para la ocasión. «La gente cree que vamos a poner oro, como en el original, pero eso es inviable. No se va a utilizar oro, sino que vamos a hacer una reintegración cromática y de verdad que va a ser imperceptible», explica Carretero mientras muestra detalles de los delicados trabajos que ha realizado el grupo.

Las esculturas no se han desmontado, pero sí se ha procedido a su limpieza en conjunto, mediante una compleja operación que para no correr riesgos que les ha llevado bastante tiempo. Huecos y vacíos estaban el San Juan Bautista y el San Lorenzo ubicados en las calles laterales del retablo; no había mensajes ni cartas dentro, aunque sí las firmas de los autores, que van a documentar. La imagen de Santa María de la Capilla, la más antigua (siglo XIV), sí guardaba un tesoro tras ella. Un collar que limpiarán y devolverán a su emplazamiento. 

En la parte baja había muchísima cera y humo de velas.
En la parte baja había muchísima cera y humo de velas. - Foto: Valdivielso

«Las esculturas no presentan mal estado de conservación», detalla Carretero, que sitúa los mayores problemas en el ático, donde había una enorme gotera, y en la parte baja por las pérdidas volumétricas, los repintes, la cera de las velas y algunas «intervenciones anteriores no profesionales con purpurina», por ejemplo, que lejos de brillar no habían sino ocultar la belleza del retablo mayor. Ahora, con la iluminación que la Asociación Pro Patrimonio Cultural y Voluntarios de la Semana Santa de Belorado va a instalar, «siguiendo los criterios de conservación preventiva», nada podrá eclipsar a Santa María de la Cabeza.