Empezó mal el mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos respecto a España cuando en una de sus primeras comparecencias espetó que el país «es una nación BRICS y pueden caerle aranceles del 100 por 100» y parece que las cosas no van a ir a mejor. Y es que, en la primera ronda de contactos como secretario de Estado de norteamericano, Marco Rubio no contempla conversar con su homólogo español, José Manuel Albares. Optará, sin embargo, por fortalecer sus alianzas estratégicas con Europa, Oriente Medio y América Latina, pero España no ha sido incluida en esta fase inicial.
De nada parece servir que Rubio, de origen cubano, comparta lengua con España, porque está claro que ideológicamente el Ejecutivo de Trump está en las antípodas del de Pedro Sánchez, por lo que, según los analistas, lo mejor que puede pasar es que la legislatura pase sin sobresaltos ni dramas intentando que las presiones no lleven al choque. Porque estas pueden suceder, sobre todo en el marco de la OTAN y de Defensa.
En la misma declaración en la que Trump metió a España en los BRICS, el presidente aseveró que el gasto del país en ese área era claramente insuficiente. Y para muestra, los datos. El republicano plantea elevar la inversión militar mínima requerida a los miembros de la Alianza Atlántica del dos al cinco por ciento del PIB y España se sitúa actualmente a cola del grupo con el 1,3 por ciento.
No es nueva la falta de sintonía entre Washington y Madrid. Cuando arrancó el primer mandato de Trump tampoco hubo contactos entre ambas administraciones en las primeras semanas, ya que la primera conversación entre el líder de EEUU y el presidente de España por aquel entonces, Mariano Rajoy, no se produjo hasta el 7 de febrero de 2017.
La historia parece que se repite porque Rubio sí que ha hablado estos días con los ministros de Exteriores de los países bálticos, Polonia, Hungría e Italia, estos últimos cercanos en ideología al nuevo Gobierno norteamericano. Esta misma semana entraban en la agenda Francia y Alemania. Lo que sí llama la atención es que Marruecos está en la zona de interés y Rubio habría mantenido una conversación con titular de Exteriores alauita, Nasser Bourita, al que trasladó la importancia del vínculo entre ambos Estados en la promoción de la paz y la seguridad y alabó el liderazgo del rey Mohamed VI en este contexto.
Según los registros de la Casa Blanca, hasta el momento, Rubio se ha reunido o ha hablado con 34 presidentes, primeros ministros o titulares de Exteriores, y su primer viaje de Estado le llevará por América Latina y Central. Entre los contactos estarían países como Canadá, Israel, Arabia Saudí, Jordania, Emiratos Árabes, Japón, Corea del Sur, Australia, República Dominicana o Costa Rica, entre otros.
Sintonía con Israel
Ante este panorama, queda meridianamente claro que España no es una prioridad para EEUU. Trump tiene muy claro quiénes forman parte de su círculo internacional, como se desprende de una breve nota del Despacho Oval en la que avanzaba que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, «es el primer líder mundial invitado a la Casa Blanca durante el segundo mandato del presidente Trump». Pedro Sánchez tendrá que esperar.