Durante los últimos tiempos se ha instaurado la sensación de que la ciudad delEbro estaba esquivando los sucesos violentos, ya que los informes de la Policía Local sobre sus actuaciones que se facilitan a los medios de comunicación casi diariamente apenas registraban incidentes de estas características.Sin embargo, en Miranda este problema no ha desaparecido.Ni siquiera se ha reducido.Al contrario, puesto que el servicio regional de Emergencias ha registrado un incremento de hasta el 70% en los avisos por peleas durante los primeros siete meses y medio de 2024, en comparación con el mismo periodo del ejercicio inmediatamente anterior.
Sin ir más lejos, el viernes pasado el 1-1-2 atendió una llamada por una trifulca a las nueve de la mañana, de la cual no quedó constancia en el expediente trasladado por elAyuntamiento de Miranda a, entre otros, este periódico. Aquel suceso tuvo lugar en la calle FranciscoCantera y fue el último de un listado que abarca un total de 34 incidentes de estas características, mientras que hasta mediados de agosto del curso previo solamente se contabilizó una veintena de llamadas por este tipo de casos.
Las peleas de las que ha tenido constancia Emergencias se reparten a lo largo de todo el núcleo urbano. Sin embargo, hay un punto concreto que vuelve a destacar por encima del resto.Se trata de la intersección entre las calles Juan Ramón Jiménez yRamón y Cajal, ya que entre las dos acaparan hasta una decena.Es decir, casi un tercio del total de las trifulcas violentas que han tenido lugar este año en Miranda se concentran solo en estas dos vías. Además, en las zonas cercanas a este área donde se aloja buena parte del ocio nocturno se han dado otros cinco casos.
La concentración de los incidentes violentos tanto en las calles JuanRamón Jiménez y Ramón y Cajal como en su entorno no solo se percibe atendiendo a las estadísticas facilitadas por el servicio de Emergencias, sino que los residentes y propietarios de negocios confirman que «en esta zona sigue habiendo de todo». Así lo expresan algunos en conversación conDiario de Burgos y añaden que «cada fin de semana hay una pelea nueva, esto se ha convertido en un punto muy vandálico». A modo de ejemplo, comentan que fueron testigos de «una redada» que tuvo lugar este mismo sábado.Ahora bien, aunque aseguran que «sí se ve pasar a la Policía por aquí, en realidad se nota que están atados de pies y manos, por lo que no pueden hacer nada».
Los mirandeses que tienen un establecimiento abierto en este punto, o aquellos que directamente viven allí, no esconden que se trata de un problema recurrente y hasta lo tachan de «constante». Por ese motivo en otoño del año pasado se movilizaron para recabar firmas de quienes se alojan en la zona y exigir a la administración municipal una mayor vigilancia. No obstante, seis meses después de haber presentado más de un millar de apoyos, estos vecinos y comerciantes aseguran que «ha quedado en nada, en agua de borrajas» porque «el Ayuntamiento ni siquiera ha dado una respuesta».
Ante esta situación, en las calles Juan Ramón Jiménez y Ramón yCajal se ha terminado generando la sensación de que «todo el mundo pasa de todo». Y es que insisten en que dentro de esta céntrica área de Miranda «parece que está todo permitido, porque hace unos meses sí que cerró un bar en el que solía haber muchos conflictos pero ahora estos casos se han desplazado a otro de aquí cerca, es decir, parece que prefieren tenerlo controlado en un solo punto de la ciudad en lugar de disperso mientras los vecinos o comercios tenemos que intentar sobrevivir».