Bastante más que teoría y práctica: «Las clases te regalan una familia». Así definen las 8 alumnas el curso de Formación y Empleo Atención Preventiva Santa Catalina III en el que han participado durante seis meses y que ayer concluía con la entrega de diplomas en un emotivo acto en el Centro de Mayores del barrio de Santa Catalina. A lo largo de la mañana, participaron profesoras, alumnas y miembros del Ayuntamiento, sin olvidar algunos de los usuarios del servicio, que no tuvieron reparos en mostrar su emoción y su pena por el fin de la actividad. «El año que viene volveremos y, aunque ya no estén las chicas, pues seguro que hay otras igual de majas», aseguró José Soba, una mujer que acude a las instalaciones desde hace años.
«Lo menos atractivo han sido las clases teóricas a las 8 de la mañana, pero lo hemos compensado con muchas excursiones y actividades prácticas», explica Sonia Sanz, una de las profesoras. «Yo venía del paro y me comentaron esta formación y no lo dudé ni un minuto», defiende Marta García, una de las tituladas. «Ahora cogemos vacaciones, pero a la vuelta espero dedicarme a cuidar mayores porque me ha gustado el trato personal... Tiene una calidad humana increíble», asegura.
«Aunque había trabajado en un supermercado, yo ya tenía mucha práctica cuidando a mi abuela. Estuve con ella muchos años», sentencia Beatriz Muñoz, otra alumna. «Cuando me enteré de este curso, al día siguiente ya presenté los papeles y en el momento que me confirmaron que me habían cogido me puse muy contenta», exclama con alegría. «Más allá de lo que he aprendido en el cuidado de los mayores, me llevo una familia», y señala a Marta García y dice: «Esa chica tan maja ya es una de mis mejores amigas y sólo la conozco desde hace seis meses», concluye con una sonrisa y un abrazo.
Tampoco faltan palabras y muestras de cariño por parte de los usuarios hacia las alumnas. «Yo no quería venir, pero mis hijos me dijeron que probase. El año que viene vuelvo», cuenta Carlos Sevillano y, a su lado, Jesús Gayubo asiente para decir que en su caso también. «Han sido seis meses muy bonitos, llenos de actividades y de relaciones humanas... Los bingos, las manualidades, las excursiones, las charlas... Una gozada. En casa estaríamos solos viendo la televisión», reflexiona Soba mientras se la escapa alguna lágrima.
El título permite a las mujeres que lo han cursado emplearse al cuidado de personas mayores, de discapacitados intelectuales y de enfermos mentales. «Es un tipo de trabajo que va a más porque la población envejece y es importante que se profesionalice para atender bien a nuestros mayores», recalca Muñoz. «Todos tenemos abuelos y yo me siento muy identificada con la mía y por eso me encanta este trabajo», reafirma.
Seis meses que han dado para excursiones por toda la zona: Peñaranda, Caleruega... «El momento en el que mezclamos a las alumnas y a los usuarios es el más crucial porque supone el verdadero aprendizaje», comenta la profesora Sanz. «Pero antes de trabajar con los mayores, realizan las mismas actividades entre ellas», aclara.
El alcalde de Aranda, Antonio Linaje, agradece a la Junta su compromiso con estos cursos, a los que ha definido como «una gran oportunidad laboral» y ha deseado mucha suerte a las alumnas, de las que alaba su labor profesional en un sector con cada vez más demanda y necesidad de personal.