Las primeras flechas olímpicas de Pablo Acha

C.P. / Burgos
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El burgalés se estrena hoy en los Juegos París con las pruebas clasificatorias, que determinarán el orden de enfrentamientos en las eliminatorias

Pablo Acha, en la villa olímpica de Paría. - Foto: DB

Hace tres años, Pablo Acha vivió en París uno de los momentos más amargos de su carrera. Se jugaba su presencia en los Juegos Olímpicos de Tokio y necesitaba hacer un buen papel en la Copa del Mundo que se celebraba en la capital francesa. Todo parecía predeterminado para que el burgalés estuviera en la cita nipona, pues venía de ser Campeón de Europa de Tiro con Arco y tenía la posibilidad de acudir bien por equipos o bien de manera individual. Sin embargo, no se dio ninguna de las dos y la plaza individual se le escapó por una flecha de desempate. Cuestión de milímetros. Tan cerca y tan lejos del sueño de todo deportista. Hoy, tres años y muchas horas de entrenamiento después, regresa a la 'Ciudad de la luz' para debutar en unos Juegos. 

Nada es imposible para el que no se rinde. El chasco que supuso para Acha no viajar a Tokio solo lo sabe él. Llevaba cinco años preparándose a conciencia y fue un momento duro, pero no desistió y siguió acudiendo día tras día al Centro de Alto Rendimiento de Madrid, donde entrena habitualmente. «Fue un palo bastante duro porque acababa de quedar campeón de Europa y me veía muy fuerte, pero yo creo mucho en el destino y si no quiso que fuese a Tokio fue porque estaba esperando algo más grande en París. Nunca pensé en dejarlo, pero fueron momentos duros», recuerda.

Tres años han pasado ya desde aquella decepción y todas las flechas de Acha han seguido apuntando en la misma dirección: París. Su presencia en los Juegos es un éxito, un alivio, una promesa a sí mismo cumplida. «Es un logro estar en los Juegos y más en este estado de forma. Me siento preparado y con experiencia, no es lo mismo que cuando estaba para ir a Tokio. Ahora soy más maduro», asegura.

Acha tratará de disfrutar de la experiencia, pero no renuncia absolutamente a nada (...).

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