El 55,6% de la población burgalesa tiene exceso de peso, una condición que es mucho más frecuente entre los varones (62,9%) que en las mujeres (48,4%). Así lo revela un estudio elaborado en 2020 y cuyos resultados se hicieron públicos hace unos meses. En plena pandemia por covid y con el objetivo de determinar la seroprevalencia de infección por SARS-CoV-2 en el país, el Instituto Carlos III y los servicios de salud de todas las comunidades autónomas pusieron en marcha un estudio, denominado ENE-COVID, en el que participaron más de 60.000 personas a quienes se solicitó datos de peso, talla y medidas corporales, además de otra información de carácter socioeconómico. Los investigadores vieron ese caudal de cifras como una «gran oportunidad» para contar con estimaciones de indicadores de situación ponderal (en la que se halla un sujeto con respecto a su peso) con un gran nivel de desagregación geográfica, por lo que fueron analizados por el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, del Ministerio de Consumo.
El dato general de Burgos, que incluye sobrepeso y obesidad, es muy ligeramente inferior al del conjunto del país, que se sitúa en el 55,8%. En cuanto al sobrepeso, la provincia tiene una prevalencia total del 40,6% y son ellos (44,3%) los que más lo sufren frente a ellas (37%). El trabajo revela, además, que un 15% de habitantes padece obesidad, que es también mayor entre los hombres (18,6%) que en las mujeres, donde se registró el menor dato de toda España: un 11,4%. La obesidad severa afecta a un 2,2% de la población y en este caso son muy similares las cifras según el sexo. El 42,5% tiene un peso normal y hay un 1,9% de personas con bajo peso, que es el inferior a lo que se considera un valor saludable.
Con respecto al conjunto de la comunidad autónoma, estos números no reflejan diferencias notables, puesto que en Castilla y León existe un 40% de personas con sobrepeso y un 15,7% con obesidad. Por provincias, Burgos ocupa el segundo lugar, solo por debajo de León, en el primer caso, y es la segunda (también superada por León) que menor prevalencia tiene de obesidad.
Son cifras elevadas que tienen que ver con la comida basura y la falta de ejercicio"
Condiciones sociales. Lo que no detalla por provincias este exhaustivo trabajo es la relación que tiene el peso con las circunstancias sociodemográficas de los participantes, que sí se analiza a nivel nacional y sobre la que se concluye que es significativa porque «la prevalencia de sobrepeso, obesidad y exceso de peso es mayor en los grupos con un nivel de estudios más bajo y en residentes en secciones censales con menor nivel de renta relativa». Exactamente lo que a diario ve en su consulta la médica de Familia Miren Elizari, que tiene muy comprobado cómo las dificultades económicas influyen directamente en el consumo de 'comida basura', es decir, alimentos hipercalóricos «pero muy baratos», frente a fruta o pescado frescos; en la falta de tiempo para hacer ejercicio «por tener que compaginar, quizás, varios trabajos», o en la difícil accesibilidad a gimnasios o zonas con espacios verdes: «Los condicionantes sociales son muy evidentes en muchas enfermedades, también lo vemos en la diabetes, por ejemplo, y de hecho, hay estudios que se hacen por código postal».
En cualquier caso, Elizari alerta de que las que refleja el estudio ENE-COVID son cifras «muy elevadas» que deberían ser tenidas en cuenta a la hora de implementar medidas sociales para que se empiecen a cambiar los hábitos de vida inadecuados entre la población como facilidades para incrementar el ejercicio físico y consumir productos más saludables. «Lo que se está viviendo es una auténtica epidemia que es muy grave porque el sobrepeso y la obesidad llevan aparejadas muchas comorbilidades como la diabetes, el exceso de colesterol, dolores articulares, enfermedad renal, hígado graso... además de ser muy limitante, sobre todo en el caso de la obesidad, para quien la sufre, que puede padecer también, y por esa razón, un estado de ánimo bajo que, a la vez, puede influir en que no tome decisiones que puedan reducir su peso, lo que se convierte, en algunos casos, en un círculo vicioso del que es complejo salir».
La sustancial diferencia entre mujeres y hombres con respecto a las cifras de obesidad y sobrepeso puede tener que ver con los hábitos de unas y otros. Es una reflexión que la médica de Familia hace «de forma intuitiva» porque no conoce estudios que lo refrenden y que pudiera estar relacionada, por ejemplo, con un mayor consumo de alcohol entre los varones o la presión estética que sufren en mayor medida las mujeres y que les hace vigilar más el peso. «Que las burgalesas son las mujeres de todo el país que menos porcentaje de obesidad presentan es un dato que sorprende menos porque sí se sabía que en el norte del país esta enfermedad es menos prevalente que en el sur».
Se deberían desarrollar medidas que ayuden a cambiar de hábitos"
La obesidad es una patología de abordaje multidisciplinar y muchas veces muy poco comprendida, incluso, desde ámbitos sanitarios. La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, que trabaja para que los pacientes sean «correctamente evaluados, tratados, aconsejados y diagnosticados», la define como «una enfermedad infravalorada». En Burgos se maneja habitualmente en atención primaria, sobre todo por las enfermeras, que son quienes procuran los cuidados a los pacientes y realizan educación para la salud, inculcándoles hábitos saludables. En ese aspecto, reconoce que se ha avanzado bastante y que cada vez hay menos profesionales que 'tiran' de esa dieta de determinadas calorías fotocopiada que pasaba de mano en mano en los centros de salud desde hace décadas. Lo suyo, argumenta, sería que pudieran ser atendidos por un dietista-nutricionista, pero lo ideal choca con la realidad de la falta de recursos: «En cualquier caso, la enfermería está mucho más actualizada y juega un papel muy relevante en la atención a estos pacientes».
40,6% es la prevalencia del sobrepeso en Burgos: 44,3% en hombres y 37% en mujeres
Desde hace bastantes meses, además, se cuenta con nuevos fármacos que ayudan a bajar peso, pero que en el sistema público de salud únicamente están indicados para pacientes con obesidad y diabetes. «Solo en estos casos lo autoriza la inspección y vemos que realmente van muy bien, pero siempre que vayan acompañados de modificaciones sustanciales de la alimentación y el ejercicio. Por sí solo, se puede notar alguna pérdida, pero muy escasa, y precisamente hay pacientes refractarios a estos tratamientos porque siguen con los mismos hábitos».
¿En qué casos el exceso de peso es derivado de los especialistas en Medicina de Familia, en atención primaria, a los de Endocrinología, en el hospital? Cuando existe obesidad mórbida o grave y otras enfermedades añadidas «y que creemos que podrían necesitar un tratamiento quirúrgico como es la cirugía bariátrica», añade Elizari. «Lo ideal sería que pudiéramos derivar al nutricionista del hospital, pero tampoco hay recursos suficientes como para que pudieran abordar todo lo que nosotros le podríamos enviar», concluye.
AL DETALLE
Sobrepeso: Es una afección que se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa.
Obesidad: Se trata de una compleja enfermedad crónica definida por una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. La obesidad puede provocar un aumento del riesgo de diabetes de tipo 2 y cardiopatías, puede afectar la salud ósea y a la reproducción y aumenta el riesgo de que aparezcan determinados tipos de cáncer. La obesidad influye, además, en aspectos de la calidad de vida como el sueño, el movimiento o el bienestar emocional.
Diagnóstico: Se sabe que una persona tiene sobrepeso u obesidad midiendo su peso y estatura y calculando el índice de masa corporal (IMC): peso (kg)/estatura (m2). Este índice es un marcador indirecto de la grasa, pero existen mediciones adicionales, como el perímetro de la cintura, que pueden ayudar a diagnosticar la obesidad. Las categorías del IMC para definir la obesidad varían, en función de la edad y el género, para lactantes, niños y adolescentes.
Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS)