El nuevo equipo de gobierno de Quintanar de la Sierra no ha esperado mucho para tomar una decisión que ha generado una gran polémica en el municipio y que reabre el debate sobre el futuro de la conocida como suerte de pinos en Pinares de Burgos y Soria. Más de un centenar de personas han sido dadas de baja del censo de aprovechamientos forestales de cara al sorteo de los corros secos de leña por no residir efectivamente en el municipio, una medida que afecta directamente a cerca del 10% de los empadronados.
El alcalde, Antonio Gil, defiende que se han limitado a «aplicar la norma» para realizar esa 'limpia' en el padrón, porque hasta ahora «le daban pinos a todo el mundo que estaba empadronado y lo solicitaba, sin tener en cuenta el hecho de residir en Quintanar», explica. Asegura que el Ayuntamiento elaboró un listado e hizo comprobaciones antes de notificar la baja a los afectados, si bien «puede haber algún error» en esa relación que se estudiará previa presentación de un escrito.
Efectivamente, el texto legal especifica en el artículo 7 que entre los «requisitos indispensables» se encuentra «el residir en esta población de manera continuada y fija, tanto el presunto beneficiario, como su esposa e hijos menores que con el matrimonio convivan de ordinario, si fuese casado o viudo», detalla el texto legal, cuya aprobación data de finales de 1974.
La ordenanza municipal se modificó en el año 2000 para añadir como excepciones los casos de los mayores de 75 años en residencias, hospitales o en casa de sus familiares, y abrir la puerta a «conceder permisos extraordinarios, a los vecinos que estén suficientemente justificados por motivos de salud y de incapacidad personal. Fuera de estos casos la residencia es obligada y de no cumplir estos preceptos, automáticamente se pierde el derecho», concluye el texto.
Antonio Martín Chicote, presidente de la Cabaña Real de Carreteros y una de las voces más doctas en relación con el monte serrano, tiene en su propia casa a una afectada, su hija, universitaria en Madrid, por lo que obviamente reside fuera de Quintanar de la Sierra. «Con 25 años ella no es libre para vivir en el pueblo si quiere estudiar», sostiene como ejemplo para sustentar su tesis principal. «La ordenanza hay que cambiarla entera, lo primero porque no es constitucional» y cita dos aspectos fundamentales. La edad de mayoría legal en España está fijada en 18 años, no en 25, y «es discriminatoria con respecto a la mujer», con casos en los que el marido foráneo sigue cobrando pese a estar divorciados.
«No está adaptada a los tiempos modernos y a las circunstancias actuales. Entonces Quintanar se acercaba a los 4.000 habitantes y suponía 3 o 4 meses de trabajo de un obrero; hoy tiene 1.500 y más casas que vecinos y no da ni 200 euros, porque se lo llevan todo la Junta, Hacienda y el Ayuntamiento», remarca. A juicio de Martín Chicote, «lo que interesa es mantener» vinculados al municipio a quienes tienen arraigo, van los fines de semana o cuando pueden. «Que vivas fuera no obsta para que tú puedas seguir sintiéndote de aquí», añade, con casa abierta y tributos pagados en el municipio.
Cree que el nuevo equipo de gobierno se equivoca si busca repartir más dinero entre menos gente. «No consigues que sea más rentable echando a los pocos vecinos que mantienen el vínculo», opina.
Antonio Martín Chicote: «Nos han robado hasta el mayo. Hay un descontrol total con la madera»
Concejal de Montes y agente forestal durante 36 años, Antonio Martín Chicote considera que hoy en día «la suerte de pinos se ha convertido en un problema», sobre todo para los vecinos, que no tienen más que deberes y ningún derecho, ya que ni siquiera consiguen rentabilizar la madera, al contrario que las administraciones, «que en vez de invertir en el monte se financian» a costa de un privilegio del que históricamente han disfrutado los vecinos de Pinares. «La PAC reparte dinero y aquí es al revés, la Junta, el Estado y los ayuntamientos, todos se financian del monte», insiste. En su opinión, esas aportaciones tendrían que desgravar a Hacienda, como las donaciones a una oenegé.
Por otro lado, considera que tendría que estar más vigilado. «Nos han robado hasta el mayo. Hay un descontrol total de camiones que entran y salen sin que la Guardia Civil controle tiques o albaranes de la propiedad de esa madera», recalca.
A juicio de Marín Chicote, «el panorama para los montes serranos no es nada halagüeño» y su futuro y la supervivencia, no solo frente a la amenaza de incendios, pasa por «la recuperación de la suerte de pinos», aunque solo se podría conseguir «mediante la unión de todos los pueblos» que conservan este privilegio.
Ordenanza tipo. La Cabaña Real de Carreteros ha presentado al Ministerio para la Transición Justa y el Reto Demográfico una memoria para la creación de una ordenanza tipo que unifique y actualice los textos actuales, algunos con más de medio siglo de vigencia, «para convertirlos en un estatuto de la propiedad comunal o vecinal, donde se fijen derechos y deberes», y la entrega de pinos a partir de los 18 años, pues consideran «importante involucrar a la juventud en el monte y recuperar el empleo comunitario» como complemento o transición hacia otras etapas laborales de la vida, al tiempo que se les implica en el cuidado de los pinares y la lucha contra incendios.
Por otro lado, reclaman que se negocie con las administraciones «para descentralizar la gestión forestal» a través de experiencias piloto y órganos novedosos que posteriormente se puedan exportar a otros macizos forestales de España y otros países.