Más de dos años de obras en uno de los accesos clave a Burgos

G. ARCE / Burgos
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Los bloques de hormigón colocados en su día para proteger las barandillas azules de los puentes sobre la circunvalación ciegan la visión en la rotonda de la BU-30 en Villímar

Acceso de la Ronda Norte al barrio de Villímar o la salida hacia Poza permanece con los puentes 'cegados' por los bloques de hormigón. - Foto: Miguel Ángel Portilla

Uno de los accesos y salidas de la ciudad más utilizados, la rotonda de la circunvalación (BU-30) a la altura del barrio de Villímar, arrastra más de dos años y medio de obras sin aparente solución ni continuidad, para desesperación de sus crecientes usuarios. El muro de bloques de hormigón provisional que protege las barandillas azules de los puentes sobre la circunvalación ciega la visión de los automovilistas que acceden a este punto, elevando el riesgo de accidentes y sustos en el mismo. 

Las barreras con bloques del tipo New Jersey llevan tanto tiempo en el lugar que parecen formar parte del mismo y ya han sido objeto de vandalización por parte de los grafiteros desde hace mucho tiempo. Asimismo, casi han desaparecido de la calzada las líneas discontinuas que delimitaban los dos carriles habilitados en este nudo y que han quedado reducidos a uno solo desde antes del año 2022.
Dicho esto, lo que preocupa a los cada vez más numerosos usuarios de la circunvalación y de las zonas residenciales a las que dan acceso la carretera de Poza y la avenida de los Príncipes de Asturias es que una solución temporal por obras se haya transformado con el tiempo en permanente, poniendo, además, en riesgo a todos.

De hecho, es prácticamente imposible ver si hay vehículos circulando por el interior de la rotonda cuando se accede a la misma desde la circunvalación, tanto si se viene en dirección Madrid como si es en dirección Santander. Un muro de hormigón de 80 centímetros de altura impide la visión hasta que se supera y se fuerza la delimitación del ceda el paso, señalan los automovilistas y motoristas consultados. 
Son habituales los frenazos y las incorporaciones de riesgo por velocidad, especialmente en épocas, como las vacacionales y las operaciones de entrada y salida de los fines de semana veraniegos, en los que el tráfico en este punto es más denso y hay más usuarios de la vía que desconocen el peligro que genera la disminución de la visión.

Un solo carril en uno de los accesos y salidas clave de la trama urbana.Un solo carril en uno de los accesos y salidas clave de la trama urbana. - Foto: Miguel Ángel Portilla

El Ministerio de Transportes ya utilizó -hace años- los bloques New Jersey para obras de mantenimiento en algunos pasos superiores de la circunvalación, pero estas barreras fueron retiradas una vez que el vallado azul del diseño original de esta vía fue sustituido por sus problemas de conservación y seguridad. En la conexión de Villímar permanece a la espera.

Permanentes achaques. La BU-30, la circunvalación de la ciudad, es la vía más utilizada de la provincia al ser una de las conexiones estratégicas del norte peninsular, acceso y salida de la ciudad y de los transportes pesados de sus polígonos industriales.

Las labores de mantenimiento  de firme, de estructuras y de suelos a lo largo de su trazado circular son casi permanentes desde su cerramiento el 22 de diciembre de 2016. Desde entonces se han invertido decenas de millones en mejoras y correcciones.