Sigue la suma de kilómetros en el coche de Jesús Manuel González Palacín, que reside en Palencia pero se desplaza a diario hasta sus tierras de Melgar de Fernamental y a ello se añaden los habituales viajes hasta la sede regional de la UCCL en Valladolid. Lleva 20 años al frente de la organización agraria y ahora firma por otros 5. Aunque mantiene la ilusión y ganas de luchar por el sector, este pionero de la agricultura ecológica en Burgos ya busca un relevo para cuando agote su mandato y cree que se debe aprovechar el gran interés sindical que muestran los jóvenes que se incorporan al campo.
Lleva 20 años al frente de la UCCL regional y ahora renueva por otro quinquenio. Ni entrenadores de fútbol ni políticos duran tanto en primera línea. ¿Cuál es su secreto?
No hay ningún secreto, estos cargos no son nada atractivos para la gente. Ni más ni menos. Es mucho sacrificio y poca compensación económica, por lo que la mayoría de las personas sí que están ahí para echar una mano pero no para estar en primera línea. Supone mucho compromiso, mucho tiempo, muchos viajes, muchas noches sin dormir, muchos disgustos... Hay poca gente que quiera estar en cabeza, por no decir nadie.
Las ganas de seguir luchando por el sector supongo que se mantienen intactas...
Sí, por supuesto. Tengo ganas de seguir, pero también de buscar un relevo. Estos 5 años me he propuesto buscar un relevo para que en el próximo congreso haya otra cabeza.
Estos pueden ser entonces sus últimos 5 años al frente del sindicato.
Es lo que me gustaría.
¿Qué grandes objetivos se marca?
El primero es que haya una reforma intermedia de la PAC, que tenemos que empezar a negociar ya, de forma inmediata, para que se rebajen de forma significativa las restricciones medioambientales y que se dirijan las ayudas principalmente a quienes vivimos del campo y no a quienes tienen otra actividad.
En segundo lugar, tiene que funcionar la Ley de la Cadena Alimentaria. Para eso necesitamos implementar esas herramientas que están previstas y que no se acaban de publicar, que son los costes de producción oficiales que sirvan de referencia para negociar contratos y que las organizaciones agrarias podamos denunciar los incumplimientos de la cadena alimentaria sin que sea el propio agricultor o ganadero quien lo tenga que hacer, ya que hay represalias fuertísimas y la gente no denuncia a la industria que le compra los productos.
Y el tercer punto, a nivel europeo, es que se pongan en marcha de una vez por todas las cláusulas espejo. Es decir, exigir a todos los productos que vengan de terceros países los mismos requisitos que nos ponen a nosotros. Para ello proponemos dos herramientas muy concretas. Por un lado, la inspección en origen. Y por otro lado, un segundo control en frontera. Ahora solo se está haciendo el de frontera y no el de origen.
Toca luchar en los despachos. Si no avanzamos lo suficiente con el Ministerio, posiblemente veamos tractoradas. El camino lo sabemos»
¿Cómo valora la evolución del sector en estas dos décadas que lleva al frente de la UCCL?
En los primeros años hubo una sangría de activos en el campo. A los primeros años de ser coordinador íbamos a un ritmo de un 5% de pérdida de población agraria todos los años. En los últimos tiempos se ha estabilizado, los que se van por los que entran. Lo que sí estamos viendo últimamente es cómo se pierde capacidad productiva, es decir, cada vez tenemos menos ovejas y menos vacas, eso es peligroso. Hasta ahora se hacía una reestructuración, quien se iba se lo dejaba a otro que aumentaba la explotación; pero en este momento vemos que quien se queda no aumenta la explotación. Esto se observa más en la ganadería que en la agricultura.
¿Cuáles cree que son las razones para que hace 20 años desaparecieran más agricultores que ahora?
Es difícil saberlo... Hay distintas causas. Eso sí, la maquinaria y la tecnología han tenido un papel fundamental y ahora con las mismas horas puedes alcanzar más superficie. Creo que las explotaciones ganaderas no aumentan por la dificultad de acceso a la mano de obra. Aunque ha habido momentos de crisis muy duras que han echado a gente, también ha hemos vivido momentos de buenas cosechas y buenos precios que han animado a los jóvenes a incorporarse.
¿Qué se puede hacer para frenar la sangría de cabezas de ganado?
Ahora el ovino de leche goza de una cierta estabilidad, muy entre comillas. El problema de los últimos años ha sido que se han disparado los costes de producción y los precios de los productos, tanto en leche como en carne. La ganadería tiene un problema enorme como es la falta de mano de obra. Nadie quiere trabajar en esto. Y es muy esclavo, tienes que estar todos los días del año, no hay vacaciones o fines de semana. Se consigue una mayor rentabilidad en esas actividades que requieren tanto esfuerzo o seguirá desapareciendo. Para seguir hacen falta que sean varios hermanos o tener varios trabajadores para tener una vida como la de todo el mundo, lo del pastor que sale al campo todos los días es imposible... Encontrar a alguien que quiera hacer eso...
Susana Pardo, presidenta provincial de la UCCL, dijo en una entrevista con este periódico hace un año: «Mantenemos el medio rural y ahora parece que estorbamos». ¿Comparte esa afirmación?
Se hacen políticas muy lejos del medio rural y muy de espaldas a los pueblos, sin hablar con quienes vivimos en ellos. Quienes proponen las normativas no tienen nada que ver con el campo y no saben la realidad, por lo que muchas veces hacen barbaridades por desconocimiento. Hay que conseguir que hablen con nosotros, que se sienten, incluso que estén aquí una semana con nosotros y vean el día a día. Hay más bichos que nunca, así que no lo haremos tan mal.
Se incorporan muchos jóvenes y hablan de sindicalismo. Antes solo se preguntaba aquello de 'qué hay de lo mío'»
La mitad de su nueva ejecutiva tiene menos de 45 años. ¿Hay relevo generacional en el campo?
Se está incorporando al campo mucha gente joven y en las movilizaciones se ha podido comprobar. Es un buen momento sindical y cuando vas por los pueblos se habla de propuestas, de lo que tenemos que hacer, de las oportunidades... Antes solo se preguntaba aquello de 'qué hay de lo mío'. En las charlas se habla de sindicalismo y es una oportunidad sindical como no la he visto en mi vida, por lo que hay que aprovecharlo. Los jóvenes se están implicando en las organizaciones porque quieren cambiar las cosas y vamos a darles la oportunidad, no se nos pueden escapar.
¿Le aconsejaría a sus hijos, cuando sean mayores de edad, que se dediquen a esta profesión?
Quienes somos padres queremos que nuestros hijos estudien y que, cuando acaben su carrera, si su opción es trabajar en el campo yo estaría encantado. Eso sí, primero formación y luego que elijan lo que les dé la gana. Este es un trabajo muy digno. Ahora se están incorporando muchos jóvenes y gente formada.
Este 2024 el campo ha salido en masa a protestar y los tractores han tomado las ciudades. ¿Se ha conseguido algo realmente?
Se ha conseguido poco, las expectativas eran mucho más altas. Pero no perdemos la esperanza y seguimos en negociaciones con el Ministerio para concretar esas 43 medidas que se han puesto sobre la mesa, ya que algunas son muy poco concretas y hay que concretarlas. Se han modificado reglamentos de la Unión Europea que hasta ahora parecían inamovibles y vemos cómo se han movido en cuestión de semanas. Por lo tanto, los agricultores hemos conseguido dar un golpe encima de la mesa y que se nos escuche.
Hemos logrado mover cosas, pocas, sí, ya que con la PAC hay que hacer una reforma mucho más profunda. Pero hemos conseguido el tema de rotaciones, empezar a contar con el año cero; el tema de la no obligatoriedad de dejar barbecho, en mi explotación que es pequeña me supone esto 3.000 euros... Lo más importante es que hemos demostrado que el sector agrario tiene capacidad de movilización, que hay propuestas concretas y que hemos contado con el apoyo de toda la gente. Solo pedimos lo razonable, nos comprometemos con el medio ambiente pero de una forma objetiva y realista. Las imposiciones de Bruselas son aberraciones ineficientes. Se puede seguir siendo productivo y medioambientalmente correcto.
¿Volveremos a ver pronto manifestaciones o ahora toca luchar en los despachos?
Ahora toca luchar en los despachos, sin ninguna duda. Además, estamos en una época de trabajo y la gente está a tope. Ahora se ha abierto una mesa de diálogo con el Ministerio y queremos avanzar, si no avanzamos lo suficiente posiblemente veamos más tractoradas. Hemos demostrado que se cambian cosas, aunque sean pocas, por lo que el camino ya lo sabemos. Si no quieren que salgamos a la calle tendrán que ceder a nuestras propuestas. Aunque no sean todas, si conseguimos un 50% de lo que pedimos sería suficiente... Con lo que hay en este momento estaríamos en la calle protestando, pero ahora mismo es imposible porque hay que trabajar.
Las 43 medidas firmadas por UCCL -Unión de Uniones a nivel estatal- y UPA con el Gobierno no han sentado nada bien al resto de sindicatos...
Insuficiente lo consideramos todos, pero hay distintas estrategias. Asaja ha decidido no firmar al considerarlo insuficiente, mientras nosotros hemos considerado que desde dentro se pueden cambiar las cosas. El tiempo nos dará la razón, si no lo conseguimos en los despachos pues saldremos a la calle. Si Asaja cree que es insuficiente y que puede salir ahora a la calle, es su estrategia. Todo esto tiene un marcado acento político y hay un partido político que le ha dicho a Asaja que no puede firmar bajo ningún concepto.
Las manifestaciones también han puesto en entredicho el papel de los sindicatos y muestra de ello es la aparición de plataformas independientes. ¿Cómo lo valora?
Era inevitable que surgieran estas plataformas, ya que en muchos territorios había gente afiliada a organizaciones que no estaban dispuestas a salir a la calle cuando había un movimiento europeo, y hasta casi mundial me atrevo a decir, reivindicando cuestiones tan justas como una reforma de la PAC, la cadena alimentaria o el control de fronteras. Mandamos una carta al resto de organizaciones el 12 de enero y lo hacemos público el 21, un mes antes de la gran movilización de Madrid, pero las otras organizaciones deciden que no es el momento. La gente tenía la opción de sumarse a UCCL, que muchos no son partidarios, o de organizarse por su cuenta para sumarse a nuestras convocatorias. Había un clamor de salir a la calle y cambiar las cosas. Me duele mucho que nos metan a todos en el mismo saco porque fuimos los primeros en convocar y llamar, otra cosa es que no hayan querido ir con nosotros.
Estos cargos no son nada atractivos para la gente; mucho sacrificio y poca compensación económica»
¿Tendrán futuro esos grupos de agricultores independientes?
Creo que esto ha sido como un río que se ha desbordado y volverá todo a su cauce. Cuando se den cuenta de que mantener una organización en la dinámica del día a día, que te lleva mucho tiempo y que pierdes de tu trabajo y de tu familia, ya veremos dentro de cuatro o cinco años dónde están. Pueden seguir registradas, pero no creo que vayan a tener demasiada actividad. La gente no sabe lo que es el día a día de esto.
Como ocurre con los partidos políticos, a veces cuesta ver diferencias entre sindicatos. ¿Qué distingue a la UCCL del resto?
Es abismal, se ve de lejos y es perfectamente demostrable: la independencia política. Cuando tenemos que criticar, criticamos, y cuando tenemos que pactar, pactamos, con un color u otro. Hay organizaciones que con un color no pactan nunca porque tienen órdenes políticas de con estos ni agua. No voy a decir nombres ni siglas, pero todo el mundo sabe dónde está cada uno. Además, eso nos ha costado muy caro. Ahora se abre en Madrid un proceso de medir la representatividad, pero hemos estado 15 años diciendo que se haga y no han querido porque a nadie le interesa. Tenían la paz garantizada, tú de un color y yo de otro. Hemos sufrido un coste tremendo, pero nos hemos hecho más fuertes.
En Burgos sí ha existido una unión del campo durante las manifestaciones tras el Pacto de Mazuelo. ¿Cómo ve que esto únicamente se haya logrado aquí?
Cuando realmente te pones de acuerdo en la tabla reivindicativa y en la estrategia no hay ningún problema para estar todos juntos. Aquí en Burgos ha habido unidad de acción y hay que reconocer que Susasana Pardo ha tenido un papel fundamental. Ha sido muy generosa siendo la presidenta de la organización mayoritaria y ha aparcado su situación de privilegio por la unidad de acción.
¿Y tanto cuesta conseguir esa misma unidad de acción en el resto de provincias de Castilla y León?
Horrores, no te puedes imaginar. En Zamora, por ejemplo, Coag no quiere ir ni muerto ir con nosotros y lo tiene como una línea roja. Este es solo un ejemplo. Hay dirigentes de organizaciones con líneas rojas y yo en la cabeza de la gente no me puedo meter.
La mejor noticia parece que llegará con la cosecha de cereal tras dos años de sequía...
Parece que en Burgos se puede duplicar lo del año pasado. Aunque en zonas productivas como la Bureba este año no está siendo muy bueno. En términos generales viene bien. Pero es una locura el precio de la maquinaria, semillas, abonos... El precio del cereal está subiendo un poquito, pero nos está haciendo mucho daño el grano de Ucrania al llegar muy barato. Eso nos afecta mucho. La guerra no la tenemos que pagar los agricultores y ganaderos.