Ni la postpandemia, ni la guerra en Ucrania, ni la crisis inflacionista. Contra todo pronóstico, las empresas han ido sorteando todas las piedras que se han ido poniendo en el camino a lo largo de los últimos años. No hay una explicación certera, pero lo cierto es que todos los analistas han fallado estrepitosamente sus previsiones. No sólo no ha habido un aluvión de concursos de acreedores, es que se están tocando mínimos históricos. Mientras tanto, las personas que se acogen a la ley de segunda oportunidad para solventar sus deudas se disparan cada trimestre.
Según los datos sobre el efecto de la crisis en los órganos judiciales publicado por el Consejo General del Poder Judicial, entre junio y septiembre se presentaron 56 concursos de personas físicas no empresarias. En lo que va de año se ha superado el centenar y ya son más del doble que hace un año, cuando ya se empezó a percibir esa tendencia. Por su parte, se confirma el desplome de los declarados entre empresas con apenas tres en el tercer trimestre y poco más de una decena en todo el 2023.
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