Junto con el radar móvil, que desde hace un par de años se ha convertido en la herramienta fetiche de la Policía Local para sancionar los excesos de velocidad, el llamado foto rojo es el dispositivo que más trae de cabeza a los conductores infractores. Solo hay que remitirse a las multas para sustentar esta afirmación: fueron 8.562 el pasado año. Y eso que entre enero y febrero el aparato que detecta cuándo un conductor rebasa la fase roja de un semáforo estuvo inactivo por motivos de mantenimiento. Eso explica, matizan desde el cuerpo municipal, que en lo que llevamos de 2022 las sanciones se hayan incrementado un 70%. Es una incógnita aún saber si el poder sancionador de estos postes espías sería el mismo si estuvieran señalizados, como ocurre con el radar fijo. Tras varias sentencias que daban la razón a los usuarios de vehículos, el Ayuntamiento decidió colocar vinilos que avisen de la ubicación, pero han pasado los meses y siguen sin estar instalados. 

Hasta el momento, el semáforo espía ha detectado un total de 3.253 infracciones en sus seis ubicaciones distribuidas por la ciudad: avenida del Arlanzón, avenida del Cid, dos en la avenida Cantabria y otros dos en la calle Vitoria). En el mismo periodo de tiempo de 2021, fueron 1.944 sanciones. Esto no quiere decir que haya más conductores que se salten semáforos, por despiste o de manera deliberada. Las mencionadas labores de mantenimiento de los dispositivos están detrás de este incremento, según Policía Local. 

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