El día que la Junta ha urgido al Gobierno que imponga el toque de queda en Castilla y León, Burgos ha registrado 189 nuevos positivos pero, afortunadamente, ningún fallecido con coronavirus en los hospitales, que contabilizan 288 víctimas mortales desde el inicio de la pandemia.

Precisamente en los complejos asistenciales de la provincia son ya 160 los pacientes ingresados en relación con la covid-19, 151 de ellos con infección por SARS-CoV-2 y nueve más por sospecha. Del total, hay 12 en el Santos Reyes de Aranda, 21 en el Santiago Apóstol de Miranda y 104 más en la planta del HUBU, cuya Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) atiende a otros 23 pacientes, los mismos que había a comienzos del estado de alarma (19 de marzo).

Crece la presión asistencial pese a que en las últimas 24 horas se han dado 11 nuevas altas hospitalarias a personas que han mejorado o superado la enfermedad.

En cuanto al número de brotes activos en la provincia, son ya 45, seis más que el día anterior, con 431 casos asociados. Los últimos comunicados por la Junta han sido en dos residencias de ancianos en Villatoro y Pradoluengo, cuya población vive paralizada por un foco originado a comienzos de mes en un establecimiento hostelero. 

"Estamos en una situación de alerta extrema", ha asegurado la consejera de Sanidad, Verónica Casado, en su comparecencia de prensa tras el Consejo de Gobierno, en la que ha defendio la necesidad de imponer un toque de queda en Castilla y León. Burgos (613,69 casos por cada 100.000 habitantes) y Aranda de Duero están en tendencia "creciente" de contagios, según ha informado Casado, mientras que en Miranda sigue disminuyendo la incidencia, aunque poco a poco.