Burgos, la autodenominada capital industrial de Castilla y León, no ha captado ninguna nueva inversión industrial con más de 150 trabajadores desde la década de los años 90 del pasado siglo, es decir, desde hace 25 años. Pese a ello, sus dos polígonos de referencia, Burgos Este y Villalonquéjar, están prácticamente llenos y la industria con la que nacieron -que también ha acometido ampliaciones ambiciosas- convive con una implantación creciente de pequeños y medianos comercios, almacenes logísticos y empresas multiservicios, incluida una variada oferta deportiva, hostelera, de ocio o guarderías...
Las implantaciones registradas en las últimas semanas no son industriales, sino centros comerciales de mediano tamaño especializados en alimentación o los repuestos del automóvil. También se inauguran establecimientos hosteleros junto a las fábricas y en los últimos años han prosperado varias estaciones de servicio en estas zonas industriales, pues sus viales son hoy más calles y están mucho más transitados los días laborales y también los de descanso.
Burgos Este, el origen del Polo de Desarrollo Industrial a finales de años 60, es hoy más un área de actividad económica que un polígono como tal. En esencia, la gran industria manufacturera que acoge desde sus inicios (Bridgestone, Nicolás Correa, Férroli, Verallia, San Miguel, Pepsico, Teczone, Casple, Heimbach, Campofrío, Gala, Gonvarri, Torreplás...) ha colmado sus espacios y prospera rodeada de cada vez más sector terciario.
Villalonquéjar, por su parte, es más industrial y está menos terciarizado, especialmente por la distancia que aún le separa del entramado urbano. No obstante, el almacenamiento logístico y el comercio especializado están ocupando buena parte la cuarta fase de ampliación, donde aún queda algún espacio (el único en la ciudad) para nuevas implantaciones.
En los polígonos del alfoz (Brezos, Pedernales, Clavijo, Alto La Varga...) apenas se manufactura y las actividades multiservicios copan hasta el 80% de su superficie.
Historia. Los polígonos industriales surgieron en la planificación urbanística española de los años 50 y 60 del pasado siglo. Las ciudades se zonificaron por sus usos (residencial, comercial e industrial) y las empresas contaminantes, ruidosas o molestas se reubicaron fuera de los cascos urbanos, en los nuevos polígonos industriales.
Este ordenamiento tendría su apogeo en la ciudad de Burgos en los años 60 y 70, con la creación en la periferia de los polígonos de Gamonal (hoy Burgos Este) y de Villalonquéjar, lo que implicaría la progresiva desaparición de las fábricas que caracterizaron el entramado urbano hasta entonces (como la Cellophane, Loste, Campofrío, Clesa, Coprasa, Quesos Angulo, entre muchas otras).
«La ciudad es un ser vivo y ha seguido creciendo. Ya ha comido al polígono de Burgos Este y todavía no ha llegado a Villalonquéjar por su independencia geográfica», explica el profesor de Geografía Humana de la UBU Gonzalo Andrés.
En esta evolución, Burgos Este se ha llenado de actividades que no son de fabricación propiamente dichas, sino de servicios, ocio, música, restauración o deporte, que se han implantado buscando espacio. El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU)de 2014 lo permite, ya no habla de áreas 'industriales' sino de 'actividad económica'.
«Hemos vuelto a la convivencia industria-ciudad que ya existía en el siglo XIX, cuando se fabricaba en los bajos de las casas... La pregunta ahora es, ¿dónde vamos a ubicar a la industria si consumimos los suelos que teníamos reservados para ella?», reflexiona Andrés.
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