Las primeras cosechadoras ya se han adentrado en el campo burgalés y han confirmado sobre el terreno que este se convertirá, como avanzaban las previsiones, en el peor año que recuerdan los agricultores. La producción de cereal se quedará en esta ocasión en un 50% con respecto a un año normal, según los últimos datos estadísticos que se manejan, y eso supone que los rendimientos por hectárea se quedarán en alrededor de 2.200 kilos de media en la provincia. La gran sequía cuando más agua se necesitaba ha llevado a esta nefasta situación y se espera alcanzar solamente unas 750.000 toneladas.
«Más o menos nos hemos encontrado lo que imaginábamos, no se recordaba algo tan catastrófico», asegura Eliseo Martínez, que ayer mismo comenzó a cosechar en Villegas. Calcula que en la zona rondarán esta vez los 2.500 kilos de media y menciona que desde el año 1983 no se había vivido una sequía de esta dimensión. Por la comarca Odra-Pisuerga ya han arrancado la inmensa mayoría de los agricultores y también en algunos puntos de Arlanza se han comenzado a meter las máquinas al campo. El pesimismo sigue instalado en el sector a la vista de dichos resultados, más aún en una campaña donde los costes se han duplicado.
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