La Comisión de Desarrollo Urbano y Licencias dará cuenta en su reunión de hoy del permiso de obra solicitado por Patrimonio Nacional para proceder al arreglo de la torre del Hospital del Rey, intervención que se aprovechará para reparar el desprendimiento que produjo recientemente en el entrevigado del entorno debido a unas filtraciones de agua. De esta forma, el organismo estatal podrá iniciar unas obras que cuentan con un plazo de ejecución de 12 meses pero que se vienen planteando desde el año 2020.
El arranque se ha dilatado en el tiempo después de que la Dirección de Inmuebles y Medio Natural solicitara la pertinente autorización en octubre del año pasado. La última información transmitida por el citado órgano, a finales de febrero, recogía que el expediente solo se encontraba pendiente del informe favorable de los servicios jurídicos del Ayuntamiento tras haber recibido el visto bueno de la sección de Arquitectura. De igual forma, se tenía constancia de que el pronunciamiento del Ministerio de Cultura respecto a la actuación era «favorable», aunque aún no se había comunicado formalmente.
Se da la circunstancia de que mientras se esperaba la aprobación municipal, se produjo un pequeño desprendimiento en una «zona puntual del entrevigado» de los soportales de la iglesia a consecuencia de unas «pequeñas filtraciones derivadas en una sección de las bajantes de la cubierta». Al tratarse de una zona frecuentada por los estudiantes de la Universidad de Burgos, se procedió a su limpieza y vallado para impedir el acceso.
Esta situación llevó a la institución académica a cerrar el pasadizo ubicado junto al templo para llegar al Aulario de Levante y la zona departamental, habilitándose la puerta de hierro que se encuentra justo antes de acceder al complejo histórico. Cabe recordar en este punto que este entorno es el único que Patrimonio Nacional no cedió en su momento a la UBU.
El organismo estatal actuará tanto en la cubierta como en las fachadas de la torre y de la aledaña iglesia de San Antonio Abad, que presentan humedades y grietas, además de reordenarse la escalera interior y adecuarse un espacio para albergar la maquinaria del reloj, revisarse las campanas e incorporar un sistema de protección contra las palomas. El primer informe que alertó del deterioro de la torre se remonta a 2020. Este proyecto de rehabilitación coincidirá con el de la ermita de San Amaro, con un presupuesto conjunto que supera el millón de euros y que será financiado con fondos Next Generation. En este último caso, las obras ya se han iniciado y consisten en la consolidación del muro exterior.