Las obras de los Jardines de don Diego en la capital ribereña se cobran una nueva víctima. Al cierre de negocios se sumaron las pérdidas para el gremio del taxi y, ahora, la paciencia de los conductores, no sólo los que tienen que atravesar por el tramo de la antigua N-1 que se ha estrechado, sino todos aquellos que necesiten pasar por uno de los dos puentes que salvan el río Duero y, sobre todo, los que tengan como salida o destino el barrio de Santa Catalina.
Después de meses conviviendo con los trabajos de remodelación de esta céntrica zona de Aranda, los que las sufren al volante pensaban que no podía ir a peor, pero se equivocaron. «Esto es insufrible, cada vez que tengo que cruzar el puente, me da igual que sea uno que otro, tardo media hora», denunciaba un repartidor que había visto como, de la noche a la mañana, se le duplicaba el tiempo empleado para hacer las entregas. «Esto es una ratonera», gritaba un conductor por la ventanilla en medio del atasco mientras esperaba llegar al final de la calle Postas para acceder a los Jardines.
El corte para asfaltar desde la rotonda de la calle Postas hasta Sol de las Moreras, sumado al de la calle San Gregorio, obliga a los vehículos que van al barrio de Santa Catalina a usar la avenida El Ferial para llegar allí. «Sólo podemos entrar por un sitio y salir por otro, esto se está convirtiendo en una misión imposible», criticaba un vecino del popular barrio que, advertía, «y ojo no tengamos que lamentar accidentes, porque atravesar las eras con este tráfico es un peligro».
Para agilizar el tráfico, agentes de la Policía Local vigilaban que los vehículos no se quedasen parados en los semáforos del Arco Isilla y el cruce de San Francisco con El Ferial, sin mucho éxito. «Aquí no hacen nada, tendrían que estar dando paso en la rotonda de los Jardines, ahí es donde se hace el tapón gordo porque no sabemos usarla», lamentaba una conductora. Mientras, la imagen que veían los peatones al mirar hacia la calle Postas o hacia Miranda de Douro era la misma: una cola interminable de coches. «Ha llegado hasta aquí el atasco, ha estado toda la mañana con coches hasta la esquina», confirmaba una vecina de la calle Burgo de Osma, al otro lado del puente Bigar, señalando el paso de cebra del Centro de Salud Sur.