La marcha a los yacimientos de Atapuerca, realizada desde hace veintiún años para rememorar la declaración del enclave como Patrimonio Mundial por la Unesco en noviembre del año 2000, reunió este domingo a 820 personas de toda la provincia. La comitiva se dividió en dos caminos que confluyeron en la Trinchera del Ferrocarril. La Asociación Cultural de Amigos del Hombre de Ibeas y Atapuerca (Acahia) se encargó de repartir chocolate caliente a los 430 caminantes que salieron desde Ibeas de Juarros para recorrer cuatro kilómetros, mientras los voluntarios de la Asociación Amigos de Atapuerca guiaron desde el pueblo de Atapuerca a 380 personas que decidieron hacer una senda de cinco kilómetros. «Es el único día del año en que está permitido hacer esta ruta por la sierra porque es zona militar», explicaba ilusionada Isabel Torrientes, presidenta de la organización, que aseguraba que la respuesta del público era «increíble».
El éxito de la convocatoria superó los cálculos del almuerzo y se formaron grandes colas junto a una carpa situada frente al yacimiento, donde las asociaciones se repartieron las tareas para racionar y repartir bocadillos y caldo. «Haciendo bueno la gente viene como loca, aunque muchos están esperando a noviembre y se animan llueva, truene o nieve», alegaba Inmaculada Ibeas, presidenta de Acahia.
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Los participantes recibieron una camiseta conmemorativa con una ilustración de la Gran Dolina, probaron suerte en un sorteo de libros y alubias y bailaron al ritmo de la charanga Los Chones. También aprovecharon para ponerse al día de los últimos hallazgos y disfrutar de las vistas aprovechando el buen tiempo. Antes de volver sobre sus pasos, escucharon las palabras del arqueólogo Eudald Carbonell y de la directora del Sistema Atapuerca, Aurora Martín, para recordar el pasado y brindar por el futuro de aquel hito que marcó la historia de estos pueblos y del origen de la humanidad.