El ángel de Delibes

R. PÉREZ BARREDO / Burgos
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La Fundación Delibes dedica una exposición a Ángeles de Castro, esposa del escritor castellano, en el 50 aniversario de su muerte. La muestra, con una gran presencia de Sedano, podrá verse el año que viene en Burgos. Hasta entonces, en Valladolid

Ángeles de Castro y Miguel Delibes, en el refugio de Sedano con su hijo Germán y una amiga de la familia. - Foto: Fundación Miguel Delibes

Nunca creyó en la felicidad, pero supo que existía -y que la había disfrutado como nadie- el día que ella murió y en su vida se abrió un agujero abisal por el que se fueron sus ganas de todo, incluso de escribir. Ángeles de Castro no sólo fue la esposa, compañera, cómplice y madre y abuela de los hijos y nietos de Miguel Delibes: fue su 'equilibrio', como dejaría anotado en la dedicatoria de su obra Diario de un emigrante el universal escritor castellano, y como renunció a evocar el maestro siempre que pudo. En el 50 aniversario de la temprana marcha de Ángeles de Castro, la Fundación Miguel Delibes le ha dedicado una exposición que puede verse en la Oficina de Turismo de Valladolid y que, como ha avanzado a este periódico su director, Fernando Zamácola, recalará en Burgos el año que viene. No podía ser de otra manera dada la vinculación con esta tierra del autor de El camino, que encontró en Sedano su lugar en el mundo gracias, precisamente, a Ángeles, que era de familia burgalesa y veraneaba en tan bello pueblo cuando se hicieron novios, y adonde el novelista se acercaba en bicicleta desde Molledo Portolín para visitarla.

La exposición lleva por nombre 'Ángeles, el equilibrio de Miguel Delibes', y puede contemplarse en el Pabellón de Cristal de la Acera de Recoletos, junto al Campo Grande que tanto gustaba al autor de Las ratas. Arranca la muestra un texto introductorio encabezado por la dedicatoria: A la mujer que más influyó en la vida de un hombre, con el cariño sin límites de su marido. Miguel. 25 de mayo de 1946, cuyo original se expone también. Una infografía por el recorrido vital de Ángeles es la antesala de una serie de fotografías, retratos y paneles, dispuestos cronológicamente, que sirven para ilustrar algunos de los momentos vitales más importantes de Ángeles, y que se acompañan con textos del escritor. 

Domina la muestra el cuadro 'Señora de rojo', del pintor Eduardo García Benito, que siempre acompañó a Delibes junto a su escritorio y que fue una de las inspiraciones de uno de los libros más íntimos y hermosos del escritor castellano, Señora de rojo sobre fondo gris, que protagoniza una de las partes esencial de la exposición. Necesitó don Miguel 17 años para exorcizar sus demonios, enfrentarse al vacío insondable de su ausencia y escribir esa maravilla de libro, que es un tributo a su memoria y un conmovedor testimonio de amor. Se muestran diferentes ediciones y traducciones de la novela, algunos comentarios de otros autores y el cartel de la adaptación teatral que hasta hace poco se mantuvo sobre las tablas de los teatros españoles de la mano del fabuloso actor José Sacristán. 

Una imagen de Ángeles de Castro, la mujer que lo fue todo para el autor de 'El camino'.Una imagen de Ángeles de Castro, la mujer que lo fue todo para el autor de 'El camino'. - Foto: Fundación Miguel Delibes

El autor conoció el pueblo que eligió como su lugar en el mundo gracias a su mujer 


Burgos tiene enorme presencia en la muestra: Sedano es el marco de muchas de las fotografías que se exhiben en ella.Son instantáneas de la pareja y de la familia en las que aparecen, bien en aquella primera casa que, al modo de los refugios que él había visto en los Andes, se construyeron cuando escogieron Sedano como oasis vital, bien en la gran casona que tanto mimo y cariño convirtió Ángeles en la morada familiar de las vacaciones y escapadas de la prole, bien en la cabaña en la que el autor de El disputado voto del señor Cayo escribió la mayor parte de sus inmortales obras. Mi novia y yo éramos dos pipiolos. Ella tenía dieciocho años y yo veinte. Yo pasaba el verano en Molledo-Portolín, cerca de Reinosa y ella lo pasaba en Sedano, en Burgos. Y yo, en cuanto reunía veinte duros me cogía una bicicleta, me cogía unos calzoncillos y unos calcetines, los ataba al soporte y me iba a verla. Eran cien kilómetros que, con aquellas bicicletas que eran duras como carros, con las ruedas anchas… pues era un quehacer. Se pinchaban con frecuencia, pero todo lo hacía con gusto, puede leerse en el catálogo de la exposición.

Yo me enamoré de Sedano casi al mismo tiempo que de mi mujer, escribiría Delibes en cierta ocasión. Y ese amor por ambos es perfectamente reconocible en algunas de las instantáneas de la muestra: se ve a la pareja feliz (en una ella está sobre un columpio, él de pie) y siempre es el mismo escenario, el mismo fondo, el mismo paisaje, el mismo lugar: Sedano. Para sentar las cosas desde un principio diré que Sedano es mi pueblo, un pequeño gran pueblo de Burgos, donde la gente llega a vieja comiendo manzanas y miel, los cangrejos y las truchas se multiplican confiadamente en los regatos y los conejos corren libres por el monte sin temor a la mixomatosis. Uno nació -o le nacieron- en Valladolid, ciudad de que se siente orgulloso, pero esto no obsta para que a uno, desde pequeñito, le gustase tener su pueblo. Así que Sedano es mi pueblo y no por casualidad de haber nacido en él, sino por decisión deliberada de haberlo adoptado entre mil. Palabra de Miguel Delibes.

Además de las fotografías, en diferentes vitrinas se muestran algunos objetos personales del matrimonio, así como la pequeña biblioteca que fueron conformando juntos desde la etapa de su noviazgo, incluyendo algunas de las dedicatorias que mutuamente se hacían al adquirir los libros.Está, también, la máquina de escribir que de manera casi premonitoria le regaló Ángeles con motivo de la pedida de mano (él le obsequió a ella una bicicleta), o algunas de las cartas de condolencia que Delibes recibió tras el fallecimiento de Ángeles, las cuales no hacen sino reforzar la imagen que la muestra aporta de ella. La gran mayoría de los fondos expuestos pertenecen al archivo personal de Miguel Delibes, como parte del legado que custodia la Fundación del novelista que hizo de lo castellano algo universal.

Un amor eterno. «La figura de Ángeles de Castro y la relación que compartió con Miguel Delibes no solo marcaron al autor, sino que constituyeron uno de los amores más conmovedores de la literatura española. Su presencia sigue viva en la obra de Delibes, donde el recuerdo de Ángeles resuena en cada reflexión sobre la naturaleza humana que Delibes escribió tras su partida», explica José F. Peláez en el texto del catálogo de la exposición. «Ángeles fue, para Delibes, mucho más que una esposa: fue el 'fondo rojo' que dio sentido y color a una existencia tendente al gris, la 'palanca' que inspiró a uno de los autores más prolíficos y humanos de la literatura en lengua española y 'la mejor mitad' de sí mismo. Y aunque su partida dejó una herida imposible de sanar, el amor que los unió sigue vivo en las páginas de su obra, como un eco que jamás dejará de resonar y como la raíz profunda y fértil de ese árbol que, según Delibes 'creció donde le plantaron'. Y más aún si el lugar en el que le plantaron se llamaba Ángeles de Castro».

* 'Ángeles, el equilibrio de Miguel Delibes', puede verse en la Oficina de Turismo de Valladolid hasta el 19 de enero.