Un cuento de Navidad que casi acaba en drama. La ilusión de una vida, su vida, una casa a estrenar, su casa, devoradas por las llamas en apenas unas horas. Una familia de inmigrantes marroquíes acababa de hacer la mudanza a Villanueva de Odra para instalarse en su vivienda recién comprada, encendió la gloria para caldear las estancias y salvó la vida gracias a que uno de sus tres hijos, una niña, salió al patio y vio el fuego en el tejado. 

En muchos hogares las cocinas estaban a pleno rendimiento para preparar la cena familiar y en el bar no cabía un alma cuando sonó la voz de alarma. ¡Fuego! En los primeros momentos se sucedió el desconcierto, porque ya era noche cerrada, había bastante humo y mucha carga de fuego, en una calle estrecha. Con el viento que soplaba, los vecinos temieron que las llamas saltasen de un tejado a otro, en construcciones de madera y con pacas de paja y leña apiladas en su interior. Todo un polvorín.

El bar se vació y de todas las casas salieron a echar una mano a esta familia para sacar del interior de lo que por unas horas había sido su domicilio las pertenencias que pudieron salvar. Mientras, del cercano parque de Villadiego se presentó un solo bombero voluntario, que cuando se quedó sin agua tuvo que regresar a base a llenar el tanque. 

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