Es prácticamente imposible saber cuándo los homínidos dejaron de entender la sexualidad únicamente como un proceso reproductivo para añadir el placer y el erotismo a su comportamiento sexual. Pero por las huellas dejadas en pinturas rupestres y esculturas de piedra desde hace 40.000 años los científicos pueden afirmar que los Homo sapiens del paleolítico concebían el sexo más allá de la procreación.
Así lo corrobora la exposición Sexo en piedra, que acoge hasta noviembre el Centro de Recepción de Visitantes de Atapuerca -hace cuatro años se mostró en Ibeas y recibió cerca de 6.000 visitas-. A partir de las primeras imágenes de arte rupestre que existen en toda Europa, la muestra da cuenta de la conducta sexual de nuestros antepasados. Desde representaciones de los genitales masculino y femenino a posturas en el coito vinculadas al divertimento, imágenes de sexo oral, la estimulación, el voyerismo e incluso escenas de zoofilia.
«La muestra recoge diferentes piezas representativas de toda Europa, incluida la Venus de Dolní Vêstonice, de la República Checa (25.000 años), o incluso la más famosa y llamativa, la Venus de Willendorf, de Austria (22.000 años), que es un canon de mujer que está vinculado a la reproducción, la belleza y las abundancias anatómicas, y que probablemente sea la imagen que mejor representa a la mujer del Paleolítico, como mujer procreadora, madre y persona que mantiene a la especie», apuntaba ayer en la inauguración el comisario Marcos García.
Ypese a que la exposición hable más de sexo que de erotismo, el responsable de la muestra que organiza la Fundación Atapuerca recuerda que desde hace 40.000 años los humanos se decoraban los cuerpos: «Esto puede tener un sentido de identidad de grupo pero también se entiende como una forma de llamar la atención, igual que portaban elementos de joyería, y tipos de perfumes, que aunque no está demostrado, se han encontrado concentraciones de pólenes que podrían explicarlo».
«La prehistoria no es una disciplina que se refiere a algo que ya no existe y ha cambiado, sino que trata esencialmente de cómo no vemos como especie a nosotros mismos. En ese sentido la exposición Sexo en piedra tiene una aplicación social, ya que reflexiona sobre sociedades pasadas, las modernas y las que queremos construir», resumía el codirector del Equipo de Investigación de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga.
Otro de los codirectores, Eudald Carbonell, ratificaba el interés de la muestra porque «aborda el tema de la evolución sexual desde el punto de vista científico».
Sexo en piedra estará abierta con entrada gratuita durante cerca de cuatro meses. Hasta la primera quincena de septiembre se podrá visitar de martes a domingo, de 9:30 a 13:30 h. y de 15:30 a 19:30 h.. En la segunda quincena de septiembre y durante el mes de octubre el horario se reduce a los fines de semana: de 9:30 a 13:30 h. y de 15:30 a 18:30 horas.