La vegetación entierra el yacimiento de Arce

ARSENIO BESGA / Miranda
-

El arqueólogo Rafael Varón apunta que «lo mejor» en este caso «sería colocar una malla» para frenar la degradación del conjunto histórico y advierte del riesgo de que los muros «se disgreguen y colapsen»

La falta de mantenimiento ha provocado que la maleza cubra el yacimiento mirandés. - Foto: A.B.

El puente que une el polígono de Ircio con el de Bayas esconde el yacimiento de una ciudad prerromana, recuperado hace algo más de una década. Sin embargo, en la actualidad los restos no solo están tapados por esta infraestructura, sino que ya son casi imperceptibles porque la vegetación ha terminado inundando toda la zona. La maleza se ha abierto paso en este conjunto patrimonial de la ciudad delEbro, básicamente, por el nulo cuidado que se ha realizado durante los últimos tiempos.Ante esta situación, el director de los estudios arqueológicos de este área durante la década de los 2000, Rafael Varón, reconoce que «en el caso de Arce, y en realidad en todos, si no lo vas a mantener lo mejor es colocarle una malla geotextil para que se sepan donde están los restos y taparlo, es la manera de que se estropee muchísimo más lento».

Varón apunta que «se trata de un monumento para el disfrute del público, que es su propietario», pero aclara que «si no se va a cuidar, toda la obra que se hizo en el yacimiento se deteriora y se estropea». En concreto, el arqueólogo describe que los yacimientos al aire libre están afectados por «los fenómenos clásicos de que en invierno hiela, por lo que explotan los cementos y las piedras, pero cuando llega el buen tiempo donde se haya concentrado polvo y un poco de tierra crece vegetación, la naturaleza se abre su curso». Unido a ello, recuerda que «como está debajo de una carretera y al lado de otra el viento arrastra porquería y se quedará fosilizada si no se hace el mantenimiento». 

Y va más allá, pues este experto relata que «el problema es que las plantas están creciendo directamente sobre los muros, que son relativamente nuevos, porque son de 2012», de tal forma que «la obra vieja se ve afectada, pero también nueva, la que supuso la recuperación». El resultado de esta realidad, con plantas creciendo entre unos muros con más de 20 siglos de antigüedad, puede ser fatal, dado que, como reconoce Varón, existe la posibilidad de que «se disgreguen los cementos y en el momento en el que ocurra, la lluvia los tire».Es decir, hay un riesgo real de que en el yacimiento de Arce-Mirapérez «las estructuras se disgreguen y colapsen».

Para evitarlo no haría falta un trabajo denso o demasiado continuo, sino intervenciones programadas periódicamente para que la maleza no termine por destrozar los muros. A modo de ejemplo, Varón comenta que «en Álava hay un programa de mantenimiento de yacimientos abiertos que tiene dos limpiezas al año, una en primavera y otra al principio del otoño, que se hace con una empresa de jardinería que va acompañada por un arqueólogo y este revisa las necesidades para que, en principio, se puedan tomar medidas».

Si no se realizan este tipo de intervenciones siempre ocurrirá lo que ya ha pasado en este conjunto patrimonial.Varón describe que «la falta de mantenimiento por el abandono en cualquier época histórica produce que crezca la vegetación, que genere humus y que atrape polvo». En este sentido, comenta que en el convento de Santo Domingo, situado en Álava, «se excavaron hace tres años los restos y han salido plantas, porque la naturaleza siempre sigue su curso».