El accidente que el Cristo de las Gotas ha sufrido esta tarde no es el primero, aunque en este caso los daños se hayan producido en una réplica y no en la talla original, que debe su sobrenombre a una tradición que ha recuerda la Diócesis de Burgos. Según la misma, en 1366, en plena guerra de sucesión entre Pedro I y Enrique II, el convento que albergaba la imagen se vino abajo, golpeando la cabeza del Cristo. En ese momento, manaron gotas de sangre que se recogieron en un sudario conservado en la parroquia de San Gil. Desde entonces, son varios los milagros atribuidos a la imagen. "El del consuelo y la fortaleza de sus cofrades es muestra de ello", concluye la Diócesis en su web.
Esta tarde, la réplica elaborada en 2007 iba a ser procesionada «en vertical» con motivo del 75 aniversario de la refundación de la Real Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores. Al colocarla en el trono que construyó en su día Saturnino Calvo y que había sido modificado para la ocasión, se ha partido por el peso y el Cristo se ha precipitado de bruces. Además de la cruz, se ha partido el brazo izquierdo de la figura y la corona de espinas.
Tras la desolación de los costaleros, la procesión se ha reiniciado con el Cristo a hombros de varios cofrades, sin trono, y la pieza fracturada en manos de otro miembro de la hermandad.