Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


Pan y agua

12/02/2024

Hay que ver lo puñeteros que son a veces los periodistas, pensará sin duda el vicealcalde de nuestro suelo bendito, Fernando Martínez-Acitores, adscrito al grupo de Vox y también presidente de la sociedad Aguas de Burgos. Resulta que algunas informaciones han unido dos hechos aparentemente inconexos, la decisión municipal de encarecer de forma llamativa el recibo del agua en 2024, por un lado, y el incremento de las retribuciones de la plantilla de la citada empresa pública en un veinte por ciento, por el otro, y a los vecinos les ha dado por atar unos supuestos cabos sueltos y han inferido que las misas que les van a obligar ahora a pagar no se han ofrecido precisamente por la salvación de sus desdichadas almas.

A lo mejor el señor Martínez-Acitores conoce el principio de yuxtaposición informativa que explica Álex Grijelmo, según el cual dos afirmaciones hechas la una a continuación de la otra ('El jefe se ha levantado con dolor de cabeza y no ha acudido hoy al trabajo. Anoche andaba por las tabernas de la calle de San Lorenzo') pueden hacernos deducir una relación de causa-efecto que en ocasiones resulta inexistente.

Claro que, en el caso concreto de Aguas de Burgos, la tropa andaba ya bastante amoscada, entre otras cosas porque las noticias que nos ha ido brindando la empresa no son en modo alguno yuxtapuestas, sino más bien contradictorias, dado que el suprascrito concejal ha pasado de declarar unas pérdidas en el servicio de cuatro millones de euros a reconocer un superávit de 2,3 millones el año pasado. Así que no hace falta que nadie nos yuxtaponga gran cosa para que cada cual active sus propias sospechas acerca de las verdaderas razones del tasazo que está a punto de aplicarse.

Si queremos dar con algo de consuelo y dejar de maldecir por lo bajo, siempre podemos detenernos a pensar en todos esos empleados públicos de Aguas que han visto justamente retribuidos sus desvelos después de años de postergación y olvido. Desde aquí queremos aplaudir especialmente el reconocimiento del que al fin han sido objeto esos probos trabajadores cuyo salario se ha disparado un 90 por ciento, y que debían de llevar una eternidad sobreviviendo a pan y agua.