'Se necesita repartidor'. Este es uno de los trabajos más demandados en las últimas semanas del año en Burgos, las que delimitan las citas comerciales del Black Friday y de los Reyes Magos. Miles y miles de paquetes, de todos los tamaños y procedencias y con destino a otros tantos domicilios, tienen la culpa. No se da abasto para vaciar cada día los almacenes de recepción de mercancía y no hay personal suficiente para atender en tiempo y forma tal avalancha de pedidos, muchos de los cuales hacen varias veces la misma ruta hasta que el destinatario está en casa y abre la puerta.
El fenómeno del comercio electrónico mueve cientos de furgonetas y camiones cada día en Burgos y provincia, también vehículos particulares e incluso a muchas personas equipadas con un simple carro de reparto que mantienen una carrera diaria de portal a portal.
Aunque no hay dato local conocido, los estudios de mercado estiman que en España se entrega una media de 8 millones de paquetes cada día, actividad que crecerá más de 10% en las últimas semanas de este año con respecto al mismo periodo de 2023.
Las organizaciones de autónomos barajan que más del 30% de su colectivo dedicado a la actividad del transporte, mueve las mercancías en vehículos con una tara máxima de 3.500 kilogramos, es decir, en furgonetas. En Burgos serían algo más de 500 autónomos operativos en datos de la Seguridad Social del pasado mes de octubre, una cifra claramente insuficiente para atender la enorme demanda actual de sus servicios.
Al igual que lo que ha ocurrido con los repartidores en bicicleta de comida preparada a domicilio (los riders), los sindicatos están alertando de la gran cantidad de falsos autónomos o, directamente, de empleo sumergido que opera en el territorio de 'la última milla', también en Burgos. Es más, reconocen, que pese a ser una operativa evidente en las calles de la ciudad estos días, su control laboral es prácticamente inexistente y muy difícil.
«Tenemos constancia de los falsos autónomos, dados de alta y que cobran una miseria por paquete entregado y que trabajan en condiciones muy precarias y a destajo, superando las jornadas de 14 horas diarias», explica Marcos Citores, secretario general de la Federación de Servicios a la Ciudadanía (FSC) de CCOO en Burgos. A una parte de ellos, les cubren las condiciones del convenio provincial de cargas fraccionadas; el resto operan a destajo como autónomos, utilizando su propio vehículo y cobrando por entrega.
Es un ámbito donde abundan los trabajadores inmigrantes y en el que actividad de reparto se extiende sin legalidad alguna para llegar al máximo de domicilios en el menor tiempo y con el menor coste posible. El control de esta dinámica, matiza Citores, escapa incluso a las propias empresas de mensajería y paquetería.
«Realizamos campañas periódicas para que se denuncien estas prácticas, pero es importante que sea el propio falso autónomo el que dé el paso y denuncie ante la Inspección de Trabajo y solicite el apoyo y asesoramiento del sindicato».
CCOO tiene actualmente el foco puesto en dos grandes compañías de reparto que operan a nivel nacional y que se sirven de estas prácticas para extender su red. «Quizá sea la única forma de atajarlas, ir directamente a las empresas que las están alentando, porque estos trabajadores están hoy en un territorio de nadie».
Días clave. Desde el pasado viernes y a lo largo de las próximas semanas, la ciudad recibirá una lluvia de paquetes a domicilio. La actividad irregular, matizan los sindicatos, se focaliza principalmente en aquellos vehículos sin rotular desde los que operan varias personas, incluso miembros de la misma familia. «Una puede estar de alta en la Seguridad Social, pero es seguro que todas no, pues no es viable con lo que cobran por reparto».
El de reparto de paquetería es uno de los sectores con más mano de obra ilegal y peor controlado por parte de la Inspección de Trabajo, denuncian desde los sindicatos. «Ello hace que sea un ámbito de mucha precariedad en el empleo y en los salarios».
Tampoco debemos olvidar como este modelo de venta, que obliga a multiplicar los repartos a domicilio, está afectando a la salud de las personas trabajadoras: el número de accidentes in itinere ha aumentado de forma imparable con el comercio electrónico en los últimos años. Las furgonetas, a diferencia de los camiones, no están sujetas a ningún control de horas de conducción.
Las patronales de autónomos han pedido que las furgonetas de 1.500 kg de masa máxima autorizada, o los vehículos de carga ligera de menos de 3.500 kg de masa máxima autorizada, tengan como referencia el tacógrafo para controlar perfectamente las horas de conducción. Aún no se ha atendido esta demanda.