Las bodegas de la Denominación de Origen Ribera del Duero no sólo han esquivado la temida cuesta de enero sino que, además, lo han hecho con nota. Porque, según los datos del Consejo Regulador, la venta de vino ha arrancado 2024 con el mejor registro en un mes de enero de los últimos siete años al haberse expedido un total de 8.710.655 contraetiquetas. Este dato supone 1,2 millones más que en el mismo mes del año pasado y 2,8 millones más de tiras en comparación con el mismo periodo de 2022. De hecho, la cifra de enero de 2024 es la segunda más elevada de toda la serie histórica, únicamente por detrás de 2017, cuando las bodegas solicitaron 8.933.445 contraetiquetas, un elemento imprescindible de cara a poner en el mercado los vinos vinculados a esta marca de calidad.
Varios bodegueros consultados definen el comienzo de año como «muy bueno» a nivel comercial, en pleno auge de las ferias tanto nacionales como internacionales. «Llevamos un inicio fenomenal, casi histórico. Ha habido muchísimo movimiento», destaca Juan Esteban, gerente de Valderiz, en Roa de Duero. En esta línea se expresa Fernando Ortiz, de Territorio Luthier, quien subraya el «gran dinamismo» que se registró en enero y que continúa en febrero con la venta de vinos de gama alta. A su juicio, gana peso la tendencia a consumir caldos «de calidad». Algo que se refleja en las estadísticas del Consejo Regulador. Y es que en enero se expidieron 41.535 contraetiquetas de gran reserva, frente a las 22.946 del mismo periodo de 2023, lo que supone un aumento cercano al 80%. El inicio de 2024 también ha sido mejor que el de 2022, con 29.754 tiras de gran reserva, y que el de 2021, con 34.986. En cuanto a las contraetiquetas de reservas, se han entregado 618.617, un 4% más que en enero de 2023, con 596.657. «La marca Ribera del Duero cada vez está más asentada en el mercado. Que te conozcan y repitan es lo mejor que te puede pasar», asegura Ortiz, mientras sostiene que el enoturismo tampoco baja el ritmo.
«Vamos ganando terreno». Por su parte, Rodrigo González, responsable de la Bodega Altos del Enebro, subraya que pese a ser una denominación de origen «joven», con cuatro décadas de trayectoria, Ribera mantiene el tipo. «Los vinos gustan, están muy bien aceptados. Cada vez entran en más mercados donde antes se consumía Rioja. Así que poco a poco se va ganando terreno», apunta, al tiempo que destaca que frente a la crisis que sufren otras denominaciones y a la incertidumbre económica que cunde a nivel global, con «un bajón de consumo generalizado», Ribera «vive en una especie de oasis».