Gamonal: la historia 'inaparcable'

H. Jiménez / Burgos
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En los últimos años se han barajado una decena de posibles ubicaciones para construir garajes subterráneos en el barrio con más problema de aparcamiento de la capital • Por unos u otros motivos ninguno ha prosperado

Panorámica del entorno del G-9, con la calle Pedro Alfaro (a la derecha, uno de los emplazamientos barajados durante los últimos años) atestada de coches en sus márgenes y en la mediana. - Foto: Alberto Rodrigo

 
En el lejano 2001, un estudio de la Universidad de Valladolid encargado por la Asociación de Comerciantes Zona G cifraba las necesidades de aparcamiento de Gamonal en 6.000 plazas. Siete años después, dos ingenieros de la Universidad de Burgos elevaban el cálculo hasta las 7.000. Ambos pusieron datos sobre la mesa, pero no hace falta ser un gran experto para saber que el barrio con más densidad de población de la ciudad necesita sitio donde guardar sus coches si quiere acabar con la eterna doble fila, que en ocasiones llega a ser triple.
Las viviendas construidas en los años 60 no pensaron, ni por asomo, en incluir garajes subterráneos. Las de los 70 empezaron a incluirlos y las de los 80 los llevaban incorporados ‘de serie’ de forma mayoritaria, pero a la vista está que no en la proporción necesaria. Ahora en muchas casas hay dos coches, en algunas incluso tres si las dificultades para la emancipación mantienen a los hijos en el domicilio familiar, y no hay espacio físico para todos.
Consciente del problema, el Ayuntamiento de Burgos ha gastado mucha saliva en anunciar planes de aparcamiento para el barrio. No solo el equipo de Gobierno, también de la oposición han surgido propuestas variadas, hasta llegar a la decena de ubicaciones diseminadas por todo el barrio y sus zonas limítrofes. Sin embargo, por unas y otras razones, todas han fracasado.
Desde que en el año 2004 concluyera la construcción del párking bajo la ampliación del Parque Félix, el resto de ideas acabaron en decepciones más o menos polémicas. La única propuesta que salió adelante fue concebida y preparada durante la etapa como alcalde de Ángel Olivares aunque la inauguró Aparicio. Sus plazas costaron en torno a 10.000 euros porque el Consistorio asumió la urbanización de la superficie.
En ese mismo tiempo, el resto de la ciudad ha vivido la construcción de tres aparcamientos públicos en Virgen del Manzano (con una parte en rotación), Caballería (dedicada en su totalidad a esta fórmula, aunque pueden alquilarse plazas por meses) y las huertas de la Concepción, este último recién estrenado. En Gamonal, sin embargo, no ha cuajado ninguno. 
Los fracasos más sonados, porque ambos acabaron con incidentes violentos y con una renuncia del Ayuntamiento ante la presión vecinal, han sido los de Eladio Perlado en 2005 y la calle Vitoria en 2014. Aquel empezó a construirse cuando el caso del Carmel barcelonés estaba muy presente en el imaginario colectivo y el miedo a la aparición de grietas en las viviendas, incluso a su hundimiento, pudo más que la pretensión de la administración de ejecutar un párking con 372 plazas a 19.520 euros cada una que tendría una parte en rotación.
El último caso, el de la calle Vitoria, ha sido diferente. El momento económico ha hecho cuajar el mensaje de que gastarse 8 millones en el bulevar que lo acompañaba era un despilfarro, y que suprimir unas 300 plazas de aparcamiento en superficie, gratuitas, obligaba a los vecinos a comprar las que se planteaban bajo tierra a casi 20.000 euros.
 
sobre plano y sin suelo. Pero aparte de estos dos casos, sin necesidad de altercados, otro buen ramillete de aparcamientos ha quedado desechado. Algunos no han pasado del papel, como el que se planteó en la campa del Silo inmediatamente después de la renuncia al de Eladio Perlado. Tampoco ha prosperado el que la propia Universidad de Valladolid sugería bajo la colina de la Real y Antigua, ni los que fueron señalados por equipo de Gobierno u oposición, dentro y fuera de sucesivas campañas electorales, para Federico García Lorca, el Parque de Buena Vista o Severo Ochoa (aunque ahora en sus traseras se habilitará una explanada llamada ‘disuasoria’).
Tampoco fue posible el previsto en Juan XXIII, junto a la iglesia de Fátima en un terreno supuestamente del arzobispado, que una empresa quería construir pero que resultó ser suelo municipal según denunció el ex concejal de Izquierda Unida Jesús Ojeda y han confirmado dos sentencias judiciales.
Tampoco prosperó la sugerencia de Pedro Alfaro, que ahora ha rescatado la asociación Las Eras tras oponerse frontalmente al de la calle Vitoria, ni la de la plaza de San Bruno tras la demolición del antiguo mercado, que también ha debatido la Asamblea de Gamonal este mismo fin de semana.
Mucho más recorrido tuvo el intento de Lavaderos que se tramitó a partir de 2008 y que acabó en el limbo por falta de compradores. Una unión de empresas que había tanteado el mercado renunció a su construcción en abril de 2010 por falta de compradores. De las 373 plazas que había sacado a la venta, por 19.500 euros más IVA cada una, solo había logrado sacar al mercado 42 y aproximadamente la mitad las habían adquirido las propias concesionarias.
Por proponer, en Gamonal se han propuesto hasta aparcamientos en altura como los habituales de las películas americanas. Una de las propuestas que se presentó al diseño del bulevar de la calle Vitoria en noviembre de 2011 hablaba de construir pequeños edificios circulares en el interior de la glorieta de Logroño y de una nueva rotonda en Juan Ramón Jiménez para meter dentro de ellos aparcamientos robotizados. La empresa no resultó elegida, pero quizás si lo hubiera hecho su idea también habría fracasado. Como todas sus antecesoras.