Fue simplemente un gesto, un regalo que Luis Gutiérrez, recuperador físico del Burgos CF, le quiso hacer a Andy con el inicio del nuevo año. El granadino se calzó las botas el pasado 12 de enero y fue algo «especial» que aún recuerda como si fuera hoy. Empezaba a ver la luz al final del túnel.
A partir del tercer mes la rodilla ya está preparada para soportar mayores cargas y realizar ejercicios más exigentes. Los fisioterapeutas siguen trabajando junto al futbolista -lo harán hasta el final de su recuperación-, aunque ya aparece la figura del readaptador, que inicia un nuevo proceso para que el lesionado vuelva al deporte profesional.
Pese a que la meta está ya muy cerca, la filosofía de Andy sigue siendo la misma. «Nunca le he preguntado al doctor cuando iba a poder volver y no lo voy a hacer ahora», comenta el mediocentro.
Comenzar a tocar balón fue uno de los progresos que más celebró. - Foto: Alberto RodrigoSu trabajo ha ido aumentando en exigencia y en las últimas sesiones ha estado entrenando con GPS para monitorizar su esfuerzo. «Estas mediciones nos aportan información sobre la calidad de su entrenamiento. Hay que compararlas a las que tenía la pasada campaña cuando entrenaba con normalidad. Son también factores a tener en cuenta a la hora de que vuelva al grupo», explica Luis Gutiérrez.
Es la última fase antes del añorado regreso. Los pasos siguen siendo cortos y el proceso se sitúa entre lo psicológico y lo físico. En las semanas previas a su incorporación al colectivo, Andy realiza entrenamientos en solitario de alta intensidad, aunque siempre muy controlados para minimizar los riesgos.
Se empieza a sentir futbolista. «Te reencuentras con esa sensación de cansarte, de dar el máximo en un entrenamiento, de llegar agotado a casa, con ganas de comer y de echar la siesta. Es algo que ahora valoro mucho y que antes ni te percatabas porque era tu día a día», expone.
Esta parte de la recuperación tiene también un componente mental. Cuando el futbolista comienza a hacer otro tipo de ejercicios llegan los miedos. Explica el equipo médico que el propio cuerpo se protege en algunos movimientos que antes eran cotidianos y que ahora no salen con naturalidad.
«Cuando vas introduciendo ejercicios nuevos, todo parece muy extraño al principio, como si nunca lo hubieras hecho, aunque poco a poco mejora», explica el jugador.
Luis Gutiérrez tiene alguna anécdota más de esos comienzos. Esa primera carrera en línea, los golpeos iniciales o volver a saltar y recordar precisamente la acción en la que se produjo la lesión. «Hablamos de que existía una parte psicológica, además de física, pero también le dijimos que estuviera tranquilo, que poco a poco lo iría consiguiendo», indica Gutiérrez.
La última de las pruebas para que el equipo médico dé luz verde a que se una a sus compañeros para realizar alguno de los ejercicios grupales, tiene que ver con los valores isocinéticos que arroje su pierna lesionada. Se trata de una medición de fuerza y potencia, que se compara con la que da la extremidad sana. La realizó el paso 23 de marzo y los valores fueron los apropiados, por lo que en el momento que todas las partes lo vean oportuno podrá realizar algún ejercicio suave con el grupo. Todo un logro, sobre todo para la mente.
Triunfo colectivo. Andy está muy agradecido a todo el cuerpo médico del Burgos CF. Antonio Rodríguez, Pablo Busto, Javier de Simón, Marta Ordóñez y Luis Gutiérrez han formado parte de su familia en los últimos meses. Ha pasado multitud de horas junto a ellos y ha ido celebrando cada uno de esos pequeños triunfos que ha logrado en este proceso. «Todo ha ido muy bien, me lo han puesto muy fácil y no se me ha hecho largo. He tenido junto a mí a grandes profesionales», comenta.
Está a escasos días de sentirse uno más y de dejar atrás una lesión que le truncó a las primeras de cambio una temporada ilusionante. Sabe que ahora llega un nuevo proceso, más corto, pero también complicado: adquirir el ritmo de competición y el tono físico que se requiere para ser futbolista profesional. «Lo peor ya ha pasado», concluye aliviado.