El 10 de octubre de 1973, Diario de Burgos recogió el primer vestigio de la futura fábrica de Varta en Burgos. Un anuncio de proporciones considerables demandaba tanto una secretaria para la jefatura como peones para la planta de baterías que se iba a instalar en el incipiente polígono de Villalonquéjar al calor del Polo de Desarrollo.
El único requisito era el periodo de prueba de 9 meses que los candidatos deberían pasar trabajando en la planta de Villafranca de Ordizia (Guipúzcoa) para formarse. Posteriormente regresarían a la capital castellana para, desde abril de 1974 -la inauguración se celebró en septiembre- empezar la trayectoria de una fábrica histórica para la ciudad. Y es que la actual Clarios, antaño y en la memoria del grueso de burgaleses mucho más conocida como Varta, es y ha sido un referente para el tejido industrial local y provincial.
Con una plantilla que supera las 300 personas -se abrió con 130-, van camino de superar dentro de poco las 200 millones de baterías producidas. Por poner en contexto, entre 1974 y 2015 salieron de las instalaciones de la calle Montes Obarenes un centenar. «Nuestra progresión es exponencial. Somos la planta más competitiva a nivel mundial del grupo», destaca Eduardo Quintanal, director de Clarios Burgos. Si por algo brilla la factoría de Villalonquéjar, tal y como explica, es por su afán innovador. «La empresa realiza inversiones y nosotros somos capaces de optimizarlas obteniendo el máximo provecho», asegura.
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