Un único escenario ante el que disfrutarán de la música en directo 5.000 personas repartidas en sectores de mil festivaleros. Esta es la imagen que mostrará Sonorama Ribera al comenzar la edición 24 de este festival en Aranda de Duero, que regresa consciente de que todos los ojos estarán puestos en si se cumplen las medidas para frenar la pandemia pero convencido de que lo bueno va a pesar más que los errores en el balance final. Con este ánimo optimista la organización del evento arandino ha montado toda la infraestructura, lista ya para abrir las puertas y que comience a sonar la música de 19 bandas en tres jornadas a caballo entre la tarde y la madrugada.
El formato reducido por la situación pandémica no retrae a los incondicionales del festival ribereño, que espera colgar el cartel de ‘no hay billetes’. «Estamos ya muy cerquita del sold out, está siendo reconfortante ver que la información que estamos transmitiendo a la gente está sirviendo para que se sigan vendiendo entradas», valoraba el director de Sonorama Ribera, Javier Ajenjo, a escasas horas de la apertura de puertas.
Este festival contará con cinco sectores para mil personas sentadas cada uno, con sus accesos, zona de restauración y baños independientes para que los asistentes no se mezclen dentro del recinto. Una creación de grupos burbuja que se considera necesaria pero que la organización entiende que habría permitido la asistencia a los conciertos de pie. «Creemos que 1.000 personas habrían estado enormemente amplias en el espacio que habíamos habilitado para ellas, que eran prácticamente 2.500 metros cuadrados. Para que os hagáis una idea, 1.000 personas de pie entran en 250 metros», plantea Ajenjo.
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