Está la cosa cada vez peor, amigos. Yo ya salgo poco en general, porque me tengo todo ya muy visto y lo poco que hay que aún me gusta me tiene ya muy visto a mí. Quién lo diría, cuando parece que no hace tanto (y sí lo hace) no había razón para que un jueves, un viernes o un sábado no fueran día de fiesta. Entonces no había tanto gastrobar, y si querías tomarte un pincho a mediodía, o por la tarde, sabías a dónde acudir. Y Las Llanas, La Flora o Las Bernardas eran la meca de todo ocioso fiestero noctámbulo que quisiera salir a darlo todo hasta deshoras. Y la Calle San Juan, y sus traseras, qué tiempos.
Las traseras fue un sitio hasta que alguien decidió hacer reformas en su local y, como por arte de magia, dejó de serlo. Recuerdo aquello con la nostalgia de mis primeras salidas nocturnas, quizá hoy no me gustara tanto. Pero, una vez superada la sorpresa, las novedades, la efervescencia, tocaba elegir, de entre toda la oferta, los locales en los que te sentías más a gusto. Soy afortunado porque, aunque algunos ya no existen, otros sí lo hacen. Y alguno, hasta hace poco, aún lo hacía.
Estaba en el sofá de mi casa, aburrido, zapeando entre mis redes sociales, cuando me encontré una foto diciendo que era el último baile de La Buena Vida, y mil recuerdos me removieron por dentro. Ya no era de los más asiduos, insisto, pero rara ha sido la noche en que haya salido y no haya pasado a saludar a la siempre sonriente María, buena gente, buena vida. Durante un par de años, o tres, o cinco, La Buena Vida fue parada obligatoria. Ahora, tras veintiún años, ha cerrado. Parece ser, dicen, que la buena música en los bares ya no es bien recibida por las autoridades, y las sesiones que allí se montaban tuvieron que buscar nuevo acomodo.
No sé si será por eso, pero ya me enteraré. Hoy me conformo con dejar bien claro que hay sitios que se van y casi que te da igual, pero hay otros que te dejan una gran pequeña huella en el corazón, y La Buena Vida la deja en el de una generación joven, la actual, y en el de los que ya no lo somos tanto, pero pasamos buenos momentos entre sus paredes. Espero y deseo que María y La Buena Vida sigan sonriendo y brillando en su nueva vida. De corazón.
@VladimirConV