Desde el G-3 no se ven ni se oyen las gaviotas ni los barcos. En Tosantos, entre Villafranca Montes de Oca y Belorado, tampoco. Y en Espinosa de Cervera, entre Caleruega y Santo Domingo de Silos, tres cuartos de lo mismo. De hecho, en estas dos pequeñas localidades no tienen ni un cauce que merezca el nombre de río.
Pese a ello, o quizá por este motivo, Isabel Benito Garrido, vecina del barrio de Vista Alegre y veraneanta en dichos pueblos, ha sentido desde niña una gran atracción por el mar. Cumplido el recorrido docente obligatorio en el colegio Miguel Delibes y en el instituto Comuneros, llenó la maleta de ilusiones y horizontes y se fue a Vigo a estudiar Ciencias del Mar.
Hoy esta risueña burgalesa de 27 años trabaja en Inglaterra en un laboratorio de la empresa holandesa Fugro realizando "pruebas geotécnicas a muestras del suelo marino para proyectos relacionados con granjas eólicas marinas. Una o dos veces al año me toca estar un mes seguido en el mar, trabajando 12 horas seguidas toda la semana. Solemos ser unas 50 personas repartidas en dos turnos".
Antes de dedicarse a lo suyo, a lo que la apasiona y para lo que se formó, pasó 3 meses en un instituto marino griego, trabajó en Burgos en un Telepizza, hizo prácticas en la Cámara de Comercio de Southampton (ciudad inglesa en la que después cursó el máster de Ciencias del Océano y del Clima) y cumplió dos años de dependienta en un Decathlon.
Dentro de 10 años se ve viviendo en Inglaterra, Noruega o Brasil. Sin descartar Canarias ni Galicia
Ahora esta oceanógrafa reside en Wallingford, en el condado de Oxfordshire. Es el pueblo donde vivió más de 40 años la novelista mundialmente famosa Agatha Christie. "Ella fundó el teatro del pueblo donde representaba sus obras y hoy lo utilizamos como cine rural y teatro dirigido por una comunidad de voluntarios. Durante el mes de septiembre se organiza el festival musical gratis más grande de Europa", remarca orgullosa esta asidua del Sonorama ribereño y gran aficionada a la fotografía, la música, el voleibol, la lectura, coser y practicar yoga.
Sobre su trabajo en el mar y en el laboratorio, dice disfrutar mucho y ser una persona "muy práctica, analítica y a la que le gusta cuantificar las cosas".
Isabel Benito, que lleva 5 años hablando diariamente inglés, forma parte de una generación y de un grupo de amigas con buena parte de ellas residiendo en el extranjero, o al menos lejos de Burgos. Por ello, sus reuniones suelen variar por ciudades europeas y ser muy políglotas.
Acostumbrada ya a conducir por la izquierda, destaca de sus convecinos lo respetuosos y educados que son, "aunque a veces un poco sosainas, como dice mi madre. Pero no son tan sosos, simplemente que resulta raro que sean espontáneos como lo somos los españoles. Son muy correctos emocionalmente. Aunque el ambiente en el que me muevo más que inglés es internacional, lo que me gusta mucho", incide esta científica marina, que se ve viviendo los próximos 10 años en Inglaterra, Noruega o Brasil. Sin descartar Canarias ni Galicia.
Siempre a cota 0. Para sentir el mar, para escuchar sus melodías, para participar en los nuevos futuros y para desentrañar sus horizontes abiertos e infinitos. Para descubrir sus misterios.
POR ENCIMA
Burgos siempre será su ancla. Aquí está su familia y su puerto. "Una ciudad accesible para ir en bici de un lado a otro. Y preciosa, tanto en invierno como en verano", dice. Y siempre viajarán con ella por el mundo "el paseo del río Vena, Fuentes Blancas, la Catedral, el Espolón, nuestra deliciosa y variada comida y la dieta mediterránea, los bailes en los bares de Llanas, el calimocho con mora, el Parral y el pincho de morro, los ansiados Sampedros con rebequita, el privilegio de los conciertos gratis de La MODA...".
Si vives en el extranjero (o conoces a alguien que lo haga) y te apetece contar esa historia, contacta con mserrano@diariodeburgos.es