Burgos está a un paso de perder los 2,6 millones de euros procedentes de fondos europeos y aprobados en el año 2022 para la implantación de la Zona de Bajas Emisiones. El Ministerio de Transportes ya ha comunicado al Ayuntamiento su decisión de denegar la prórroga solicitada hasta el 30 de junio de 2025 para la instalación de los elementos de control, un revés que deja a la administración local en una posición complicada.
Llegados a este punto, el Ayuntamiento trabaja en un recurso ante la administración mientras espera el anuncio oficial de las consecuencias que acarreará la postura adoptada por el Ministerio. Aunque se trata de un caso diferente, el pasado mes de septiembre el Estado también negó a Valencia una solicitud de prórroga relacionada con la Zona de Bajas Emisiones y entonces ya advirtió a la capital del Turia de la posible reclamación de las ayudas concedidas.
En el caso de Burgos, la ciudad ya gozaba este año de una moratoria de 12 meses para cumplir con la Ley de Cambio Climático, pero consumirá el balón de oxígeno sin haber alcanzado el objetivo exigido a todos los municipios de más de 50.000 habitantes. El plazo extraordinario finalizará el próximo 31 de diciembre, si bien hace mucho tiempo que el equipo de Gobierno asumió como imposible llegar a la meta en tiempo y forma. Por eso el hoy vicealcalde, Juan Manuel Manso, anunció en agosto la solicitud de la mencionada prórroga.
Este asunto viene de lejos. De hecho se torció desde el comienzo después de que el PP recurriera en la oposición el contrato adjudicado a Etralux para colocar los elementos de control al no estar sustentado en una ordenanza reguladora. Posteriormente, en octubre de 2023 el Pleno municipal redujo a cenizas el proyecto impulsado en el mandato anterior por el PSOE y Cs y durante este tiempo el Ayuntamiento dedicó todos sus esfuerzos a empezar de cero toda la tramitación relacionada con la Zona de Bajas Emisiones y el rediseño a mínimos del espacio acotado.
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