Lo diferente genera expectación, interés e intriga. En el momento en que algo cotidiano se muestra cambiado, el ser humano, por naturaleza, dedica una mayor atención. Cuando Diego García, jefe de la Sociedad de Cazadores de Pino de Bureba, se acercó a una jabalina que abatió el sábado pasado en un monte cercano a Oña, no daba crédito a lo que se encontró. El animal, de unos 60 kilos, tenía una extraña formación en la cabeza parecida a un cuerno o una trompa. Cuando la cazó comprobó que en la parte del morro había algo extraño que colgaba. En el momento en que el resto de los miembros de la cuadrilla vieron el ejemplar se quedaron sorprendidos, nunca habían presenciado un bicho con una malformación semejante.
García declara que es algo especial, ya que esa parte de los jabalíes es muy dura al igual que el ‘cuerno’, que según el batidor, medía unos 10 centímetros. «Desconozco sí puede tratarse de una bola de grasa o algo por el estilo», afirma el cazador. Algunos de sus compañeros más veteranos creían que podría tener algo que ver con un tiro que el animal pudo recibir hace años, aunque lo veían bien arrancado de la zona de la frente. Otra de las posibilidades que barajaron fue que de cría o de joven pudo engancharse en un alambre y el hocico se la desprendió, aunque comprobaron que la zona no mostraba signos de haber sido resentida.
Nicolás Vicente, veterinario y colaborador de la Real Federación Española de Caza, declara que para descubrir la causa con exactitud sería necesario «realizar una necropsia y un análisis antomopatológico», algo imposible porque se han desprendido de la puerca.