Aunque lejos en la distancia, Frumen Escudero Arenas no lo está de corazón, en el que lleva muy presente a su pueblo, Celada del Camino y a sus gentes. La distancia no ha sido impedimento para que el hermano gabrielista, que fue obispo de Puyo (Ecuador) y que actualmente trabaja enLima con los más necesitados, haya rescatado del rincón de su memoria las vivencias en su pueblo natal y la historia de esta pequeña localidad que, a la vera del Camino de Santiago, tiene mucho que ofrecer al visitante.
Y si de recuerdos hablamos, lo primero que hace Frumen en Celada del Camino Burgos-Castilla. Haciendo memoria histórica, es invitarnos a la casa donde nació. Esa foto es la primera de muchas otras de la localidad que se irán viendo al pasar las hojas del libro dedicado a este pueblo bañado por el Arlanzón, el Hormazuela y el Caballo, y que según el censo de 2010 apenas llega a 100 habitantes, concretamente, 95.
El propio Frumen deja claro por qué escribe este pequeño libro sobre Celada: «Pagar una deuda a este pueblo que me vio nacer para que los jóvenes de éstas y de otras generaciones construyan su presente sin olvidar el pasado». Ha sido un arduo trabajo de investigación el que el hermano Gabrielista ha llevado a cabo, pero también se ha asentado en la tradición oral, «sustentándolo con hechos y personajes de la Historia de Castilla». Frumen recuerda que desde bien pequeño guardó en la memoria conversaciones de mayores que hablaban de los romanos y del paso por La Galiana de una de las vías romanas; de la invasión árabe en la península y del ábside románico de su iglesia; del Camino de Santiago y de los peregrinos; de Juana la Loca y de su palacio; del emperador Carlos V y de Santa Teresa, y también de los ríos de sangre que corrieron por el pueblo con los Guardias de Corps.
Estos personajes y su paso por la Historia y por Celada sustentan el libro de Frumen Escudero, que se divide en varios capítulos:la Reconquista y la repoblación (siglos VIII-XI) para continuar por el Camino de Santiago (siglos X-XIII); Alfonso X el Sabio (siglo XIII); Juana I de Castilla (siglo XV); el emperador Carlos V (siglo XVI); Santa Teresa de Jesús (siglo XVI); señoríos, mayorazgos y marquesados (siglos XV-XVIII), y abolición de éstos en los siglos XVIII-XIX. Ya entrados en el siglo XX, Frumen nos relata un Celada distinto, centrado en la modernidad y el desarrollo.
Y es que a lo largo de esos capítulos, Frumen va desgranado hechos, acontecimientos, visitas que han hecho de Celada un pueblo distinto. Así conocemos que Zelada fue su primer nombre y que también, en el siglo XV, se crea el Mayorazgo de Zelada, y en el XVIII, cuando se habla del Señor de Zelada y primer marqués de Barrio Lucio (1758), se menciona Zelada de Camino. Posiblemente toma fuerza la palabra Celada cuando en el siglo XIX (1835) los Guardias de Corps acuchillaron en el pueblo a un cuerpo de carlistas que buscó hacerles frente. Por otra parte, las peregrinaciones a Santiago de Compostela, popularizadas en los siglos X-XIII, hicieron que muchos pueblos fueran ‘referencia’ para los peregrinos hacia Compostela, siendo éstos según cree Frumen, quienes comenzaron a identificar a Zelada con el camino, dando origen a Zelada del Camino.
Y si hay un edificio emblemático en el pueblo ese es el Palacio de la familia de los Castro:señores de Zelada y más tarde marqueses de Barrio Lucio y de Villacampo. Y es que en ese palacio se hospedaron grandes personajes de la historia, como se relata en el libro:el rey Fernando el Católico firmó en él la sentencia de Zelada; la reina Juana la Loca se hospedó en el palacio camino de Tordesillas, con el cuerpo de su esposo; el emperador Carlos V descansó en sus habitaciones en octubre de 1556, camino de Yuste; el rey Felipe IV también lo hizo, junto a su hija la infanta María Teresa, camino de Francia en 1660, donde se casaría con Luis XIV. Otro personaje ilustre, Santa Teresa de Jesús, pasó por el pueblo en 1582, como ella misma narra en Las Fundaciones, y recuerda que sufrió entonces las inundaciones del Hormazuela.
Más reciente en la Historia están los sucesos de la Guerra Civil, con el asesinato de Amancio Miguel Mínguez, religioso mercedario, nacido en Celada, y la posguerra, con su privaciones, hasta llegar a finales del siglo XX, la época de mayor riqueza y poder económico de los vecinos del pueblo, que ya tienen su memoria histórica.