A medida que descendía la peligrosidad del incendio de Quintanilla del Coco y la intensidad de las llamas, aumentaban la cantidad e intensidad de las críticas contra el operativo y la coordinación durante unas primeras horas que alcaldes y vecinos de las 6 localidades afectadas consideraron claves para atajar un fuego que ha arrasado entre 3.000 y 3.500 hectáreas de la comarca del Arlanza y medio centenar de construcciones, la mayoría de ellas en Santibáñez del Val, y un número menor en Santo Domingo de Silos, donde se salvaron tanto la abadía benedictina y el Convento de San Francisco, como el cementerio de Sad Hill.
Los alcaldes de Santibáñez y de Quintanilla fueron los más críticos, por la tardanza en la respuesta de los bomberos, la falta de efectivos profesionales y los impedimentos que vecinos y profesionales de la zona, como ganaderos, se encontraron para tratar de ayudar al operativo, en unas horas que a su juicio fueron cruciales para que el fuego devorase decenas de viviendas, pajares y cocheras.
«Ha sido un desastre. Los bomberos no están nada preparados. Para poner una manguera tardan dos días», se quejaba el alcalde de Quintanilla del Coco, Domingo del Pozo, que tuvo algún roce con el operativo en su explotación porcina. En la misma línea, la alcaldesa de Santibáñez lamentó la falta de respuesta rápida de los efectivos, que tardaron horas en llegar al pueblo, y de información para transmitir a sus vecinos. Al ministro Fernando Grande-Marlaska le preguntó por qué no acudieron desde el parque de Aranda de Duero, que es el que corresponde a este pueblo. Además, la Unidad Militar de Emergencias no empezó a intervenir hasta ayer por la mañana.
La Junta de Castilla y León mantuvo por la tarde el nivel 2, aunque las llamas no se saltaron ayer el perímetro delimitado desde la noche anterior. Pero el mismo viento que durante esa primera madrugada dio una tregua al operativo lo mantuvo en vilo toda la jornada de ayer, ante el temor que las rachas de más de 40 kilómetros por hora reavivaran alguno de los focos y remedaran el guion de otras grandes catástrofes de este año.
Esa prudencia, excesiva según vecinos de las localidades menos afectadas y más alejadas de los focos del incendio, mantuvo por segunda noche consecutiva a cientos de personas lejos de sus casas de Santo Domingo de Silos, Santibáñez delVal, Carazo, Villanueva de Carazo y Hacinas. No obstante, hubo quien no se marchó en toda la noche y quien decidió volver, como 4 monjes del monasterio benedictino tras pasar la primera noche en un convento de monjas de su misma orden en Aranda de Duero. «Me ha dado pena cuando hemos venido por la parte de La Yecla. Era humo, humo y humo. Y todavía se veían llamas. Pero el pueblo parece que se ha salvado aunque no sé si se habrá quemado alguna casa», relató el hermano Florencio a la agencia EFE. «Yo ya de aquí no me salgo», sentenció.
Mientras, un helicóptero cargaba agua en las piscinas de Silos, que aún no han podido estrenar sus vecinos. El personal de la Brigada de Refuerzo (BRIF) de Daroca se retiró a su base por la tarde y para hoy se anuncia la llegada de efectivos de refuerzo de La Rioja.
Mientras, una patrulla de la Guardia Civil custodiaba a primera hora de la tarde la máquina cosechadora y el perímetro de la finca de Tejada donde supuestamente comenzaron las llamas el domingo, a las 13.15 horas según el parte del Centro Coordinador de la lucha contra el fuego del Servicio Territorial de Medio Ambiente de Burgos.
en ALERTA HASTA EL VIERNES. La Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio ha decidido mantener la situación de alerta meteorológica hasta el 29 de julio. Durante estos días se solicita a la población que extreme aún más las precauciones y avise inmediatamente a través del 1-1-2 de la existencia de posibles incendios forestales.
Las predicciones meteorológicas indican que, aunque se prevé mejoría las temperaturas, siguen siendo más altas de lo normal para la época del año, con una falta de agua muy acusada y gran cantidad de combustible muerto.
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