Durante muchos años fue un tema peliagudo, un asunto de Estado a pequeña escala que generó un debate enquistado con el paso del tiempo. Ya en el último mandato del siglo XX se plantearon distintas soluciones para dar la mejor respuesta de futuro a la plaza de toros de El Plantío, sin suerte.Después, fue el exalcalde Olivares quien defendió en un Pleno del Ayuntamiento del año 2010 la idea de derribar el coso para levantar una instalación multiusos. Y aquello tampoco llegó a buen puerto.
El calendario siguió su curso hasta que en 2013 se desbloqueó la situación al apostar por una actuación de 'bajo coste' que dio forma a lo que hoy se conoce como elColiseum. Como no podía ser de otra manera, la trama aportó un último giro de guion.
Descartada inicialmente la idea del Burgos Arena, todos los informes técnicos advertían de las deficiencias estructurales de la plaza de toros y volvió a planear la idea del derribo.Era el momento de actuar y Javier Lacalle, tras rescatar de un cajón el gran anhelo, vio inviable la operación y se lanzó a por una remodelación exprés.Las obras, iniciadas en 2014, contaron con un presupuesto de adjudicación de 5,6 millones de euros y destacaban por el nuevo lucernario central que cubre la instalación.
Comenzó una carrera contra el reloj para llegar a tiempo a la feria taurina de 2015.Ese fue el punto de partida de una instalación todavía en pañales que acogió en agosto, sin unos vestuarios acondicionados, su primer evento deportivo con un partido internacional.No había tiempo para reparar en los detalles, por importantes que fueran, y en octubre se programaron sendos conciertos de Melendi yAna Belén y Víctor Manuel en una demostración de la capacidad de adaptación de la nueva infraestructura multifuncional.
Los años dirían si, al final, la discutida solución era la correcta a pesar de todos los parches realizados y de las dudas que quedaban por resolver. Quizá nunca haya acuerdo sobre si fue la mejor solución, pero los fríos datos confirman que se ha cumplido con el objetivo de dotar de vida a la instalación durante todo el año.
En estos siete años y medio de actividad el Coliseum suma 1,4 millones de espectadores gracias a la oportuna sinergia generada con el baloncesto. El ascenso delSanPablo a ACB en 2017 llegó en el momento más oportuno para ofrecer una respuesta a un éxito deportivo convertido en un fenómeno de masas.
El baloncesto acapara la mayor parte de la ocupación (solo en 2019 el San Pablo sumó 184.000 espectadores) de un recinto que ha encontrado un equilibrio sólido con la feria taurina mientras busca su espacio para atraer otros eventos. Ya sean deportivos (motocross), comerciales (Gangamanía), culturales (conciertos) o sociales.
El impacto de la pandemia frenó la proyección del Coliseum. Desde marzo de 2020 a comienzos de 2022 la actividad se paralizó, se desarrolló a puerta cerrada o con un aforo reducido al máximo.Sin embargo, en aquella situación extraordinaria la dotación ofreció un apoyo estratégico clave en tiempos de la Covid como punto de realización de test de antígenos y PCR y como sede de la campaña de vacunación. Los registros calculan que un total de 115.000 personas pasaron por estas dependencias municipales en pandemia y el rendimiento ofrecido demuestra su capacidad de respuesta rápida en situaciones de emergencia.
ElColiseum ha cumplido con su cometido en estos primeros años, pero dispone de un gran margen que debe explotar para enriquecer su potencial cultural y acoger eventos de un calado aún mayor.
En este tiempo no hubo partida presupuestaria especial para invertir en mejoras, ni un planteamiento global para acondicionar paso a paso la instalación cubierta con mayor capacidad.Desde su inauguración en 2015 las obras realizadas con recursos propios se han centrado en la construcción de los vestuarios, la enfermería, el cuarto de entrenadores y otras dependencias como la sala de prensa. Los baños del anillo superior también lucen un lavado de cara y la siguiente tarea de la escuela taller serán los aseos de la planta baja.
La iniciativa privada ha jugado hasta ahora un papel fundamental en las inversiones realizadas en esta dotación municipal. Cabe recordar que SanMiguel sufragó las canastas, la pista de juego y los marcadores electrónicos con 240.000 euros, mientras que la Fundación Caja de Burgos aportó 850.000 euros para instalar el sistema de ventilación y calefacción.
Este mismo organismo trabajó junto alSan Pablo Burgos para incorporar las gradas portátiles situadas a pie de pista y el club se encargó de modernizar la zona de palco y de asumir otras intervenciones menores. Posteriormente, Cajarcírculo e Ibercaja sumaron 105.000 euros para la mejora acústica del recinto para completar una serie de actuaciones vitales para el desarrollo de los eventos que acoge semanalmente.