Los primeros días del mes de enero del pasado año ya vaticinaron un 2022 complicado en materia de siniestralidad vial en la capital burgalesa. En cuestión de una semana, dos personas fallecieron atropelladas por vehículos cuando cruzaban un paso de cebra. Víctimas que se sumaban a otras dos certificadas en diciembre de 2021 y que hicieron saltar las alarmas en la Policía Local. Extremaron los controles e impulsaron campañas, y las multas por saltarse zonas reservadas para peatones se dispararon a niveles históricos. Ni aun así lograron evitar que el ejercicio terminara siendo el más trágico de la década. Siete muertos en doce meses, seis arrollados por vehículos. Ninguna ciudad de su entorno registró unas cifras similares.
Ni las de mayor tamaño, ni las capitales de provincia con menos habitantes. Este periódico se ha puesto en contacto con ayuntamientos de nueve localidades del entorno de Burgos y ninguna registró en 2022 más atropellos mortales. Es más, todas se mantuvieron en parámetros habituales.
En concreto, Valladolid, Vitoria y Pamplona, todas urbes con mayor número de habitantes que Burgos, contabilizaron dos arrollamientos con fallecidos el pasado ejercicio. Mismo número que otras de tamaño similar como Santander o Logroño. Por su parte, Salamanca, San Sebastián y Palencia tan solo tuvieron que lamentar una muerte por incidentes de este tipo, mientras que no hubo ninguna en León.
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