La ampliación de la Aduana, que el pasado marzo sumó de golpe 220.000 metros cuadrados de suelo a un complejo que no tiene espacio para la llegada de más compañías, parece no arrancar. El ajetreado panorama geopolítico -las guerras en Ucrania o Gaza, la escasez de materias primas, la inflación o los ataques ahora a buques de carga en el mar Rojo- están sacudiendo al sector de la logística a nivel mundial.
Aunque han sido multitud las ofertas que han lanzado desde el Centro de Transportes Aduana de Burgos para atraer firmas, ninguna de ellas ha fructificado de momento. Hay varias propuestas en un estado avanzado de negociación, pero sin que las empresas finalmente se decidan. De este modo, y a falta de inquilinos que estrenen el complejo, desde CT Burgos se están planteando aumentar de forma temporal la capacidad de almacenamiento del Puerto Seco mediante el depósito de mercancías dentro de la ampliación.
La terminal de Villafría acoge en sus playas de hormigón decenas de contenedores con todo tipo de mercancías que llegan por tren hasta Burgos. Igualmente, otras firmas, como por ejemplo Amara NZero, han elegido esta infraestructura como punto de distribución de su maquinaria para parques fotovoltaicos. Pues bien, visto que la implantación de nuevas firmas será lenta -al menos de momento-, CT Burgos opta por ofrecer parte del suelo para clientes que busquen un recinto cerrado y vigilado en el que puedan depositar todo tipo de mercancías que puedan quedarse a la intemperie.
Esta fórmula, a todas luces momentánea hasta que la llegada de empresas y la construcción de naves empiece a repuntar, es una manera de seguir ganando clientes que confíen en la Aduana para depositar sus productos de manera temporal. Además, reportaría unos beneficios extra a las arcas del organismo público-privado que le permitirían aumentar su facturación anual.
Por otro lado, el Ayuntamiento de Burgos tiene la última palabra sobre las dos propuestas que tiene encima de la mesa de sendas compañías. El problema radica en que desarrollarían una actividad no ligada de manera estricta a la logística, algo que choca con el objeto social que se impuso a la hora de ejecutar la ampliación y que puede poner en riesgo la viabilidad de estos proyectos.
Falta de energía. A la lentitud en concretar las diferentes ofertas para la implantación de nuevas firmas, CT Burgos suma la falta de suministro eléctrico en el nuevo complejo. Hace un par de semanas procedió al abono de la tasa para que Iberdrola le validara el enganche al tendido. Sin embargo, a día de hoy siguen sin conexión.
La ampliación de suelo de la Aduana se remonta más de una década. En febrero de 2013, el Ministerio de Fomento se mostró favorable a aumentar el suelo destinado al almacenamiento de mercancías desde Burgos al resto de España y del mundo. El coste de las obras, cargadas de contratiempos, se elevó hasta los 7,5 millones de euros (la Junta de Castilla y León puso 3,3, el Ayuntamiento de Burgos 2,6 y el propio CT Burgos 1,6. Se estima que Villafría ganará capacidad para mover 650.000 toneladas al año: en estos momentos se despachan 1,7 millones de toneladas anuales en más de 2.000 servicios de tren.