Reúnen a cerca de 1.200 empresas en conjunto (grandes, medianas, pequeñas y micro) y hasta 22.000 trabajadores en plantilla. Son los grandes centros de consumo de energía eléctrica, carburantes, agua, telecomunicaciones, materias primas... Buena parte de la actividad y el tráfico ligero y pesado de Burgos durante la semana laboral transcurre por sus calles. Son, desde hace más de 50 años, el escaparate más observado, visitado y también el más envidiado de la ciudad.
Pese a ello, Villalonquéjar y Burgos-Este, los polígonos industriales sobre los que se asienta la economía de la ciudad y la provincia (y de buena parte de Castilla y León), mantienen sus problemas endémicos de aparcamiento, cuidado estético, limpieza, infraestructuras básicas, telecomunicaciones y seguridad.
Los dos presidentes de las asociaciones empresariales que les representan, Silvia Pereda (Villalonquéjar) y Fernando de Santiago (Burgos-Este), coinciden en que el goteo de actuaciones aleatorias en sus calles que ha caracterizado la política municipal de las últimas legislaturas no ha sido suficiente. Urgen un plan director para cada zona industrial firmado por las partes y con una dotación económica anual continuada para actuaciones de mejora y mantenimiento programadas y acordadas con los interesados.
Calle Castilla la Vieja, con los coches y camiones por encima de unas aceras abandonadas. - Foto: Alberto RodrigoEn su día, los técnicos del Ayuntamiento estimaron una inversión de 150 millones para modernizar las infraestructuras y adecuarlas a las necesidades de una ciudad industrial y logística del siglo XXI.
Asimismo, y de manera inmediata, reclaman que los polígonos estén dotados de una cuadrilla de obras permanente que se ocupe de su mantenimiento diario y de actuaciones puntuales que prioricen su estética y limpieza.
La falta de aparcamiento, tanto para turismos como para camiones, es común en ambos espacios industriales. Se aparca sobre las aceras, jardines, rotondas o incluso en las intersecciones centrales de las calles de una forma indiscriminada, sin orden ni control. Se destrozan aceras y amplias zonas ajardinadas, convirtiéndolas en auténticos barrizales impresentables.
Cuando no hay coches, hay camiones o remolques vacíos, algunos de los cuales llevan meses (¿años?) en el mismo lugar, y en muchos casos dificultando la visión en los cruces u ocupando la calzada y plazas para el aparcamiento diario.
No hay espacios equipados para los transportistas que esperan en las cargas y descargas de las empresas. Zonas donde puedan sentarse a comer, descansar y depositar sus basuras. Estas últimas -desperdicios de comida, botellas de plástico, latas de cerveza, servilletas, plásticos de todo tipo- se pueden ver en casi todas las calles de los dos polígonos deteriorando su imagen.
Los contenedores están, en su mayoría, viejos, rotos y pintarrajeados. En Burgos-Este se utilizan como puntos limpios ilegales, lugares para depositar escombro, restos de baños, electrodomésticos...
Hemos sido testigos esta semana de cómo se iba despiezando una nevera depositada en un punto de la calle de La Demanda, sin tratamiento alguno de la sustancias peligrosas que contiene y abandonado a su suerte los restos.
Ambos presidentes son muy críticos que la política de limpieza: se recogen las basuras, se adecentan las aceras, pero los jardines (o lo que queda de ellos) acumulan residuos sin que nadie los recoja.
Movilidad. Al menos 16 empresas de Villalonquéjar sufren periódicas inundaciones en sus instalaciones por los problemas de capacidad y antigüedad de los colectores. Se localizan en la rotonda de Aspanias y el primer tramo de López Bravo y también en la calle Condado de Treviño, en su cruce con la Merindad de Cuesta Urria. Es un mal endémico en buena parte de la zona más antigua de Villalonquéjar que requiere de una actuación integral en su subsuelo y que vaya acompañada con la modernización de otros servicios.
En Burgos-Este han solicitado el cambio de sentido en algunas calles que permanecen colapsadas por los camiones en espera de carga o descarga. Es el caso de La Lora, donde se propone el uso de un único carril en una sola dirección, dejando el segundo como zona de espera para los camiones.
También se ha pedido que se construya una rotonda en la confluencia de las calles Juan Ramón Jiménez y La Demanda (junto al Mercadona), convertido en uno los principales accesos al polígono Burgos-Este. En paralelo, son necesarios pasos de cebra en algunos puntos de la calle La Demanda, muy transitada por peatones.
El vandalismo y los robos son una constante en estas zonas industriales, incluso a plena hora del día. Abundan los 'ojeadores' de lo ajeno en busca de una oportunidad entre tanto coche y camión. Lo mismo ocurre con los oportunistas de la chatarra, al margen de haya delincuencia organizada especializada en industria.
En ambos polígonos se reclama más presencia de patrullas policiales, la instalación de una red de cámaras de vigilancia permanente e incluso el uso de drones para un control aéreo de la zona.
También se pide una actualización de la cartelería, especialmente la que sufre constantes actos vandálicos y el acondicionamiento de las aceras del puente sobre el ferrocarril en Alcalde Martín Cobos, donde queda cortado el carril bici.En Villalonquéjar no tienen ese problema, simplemente no hay carril bici a lo largo de su principal arteria: López Bravo.