En la cárcel de Burgos hace tiempo que el olfato le está ganando la batalla al ingenio. Mientras los internos le dan mil vueltas a la cabeza para encontrar formas de introducir sustancias prohibidas, los funcionarios cuentan con la inestimable ayuda de Pongo y Dalton para evitar que esto suceda. Estos dos pastores belgas malinois se han convertido en un auténtico quebradero de cabeza para los presos del penal, y para familiares y amigos que aprovechan las visitas para ayudarles a meter droga. Las incautaciones, tanto dentro como en los accesos, se han disparado. En paralelo, los problemas, las agresiones y las sobredosis disminuyen.
Todo comenzó hace poco más de cinco años en una conversación trivial entre dos amigos, Javier Macho, instructor y jefe de la Unidad Canina de la Policía Local, y Marcial Rubio, funcionario del centro penitenciario de la capital. El método del marcaje lapa desarrollado en el cuerpo municipal se ajustaba a la perfección a las necesidades de la cárcel en materia de detección de sustancias. El trabajador de prisiones presentó al anterior director, Luis Carlos Antón, la posibilidad de adquirir perros antidroga y en cuestión de unos meses puso en marcha un proyecto piloto.
Los resultados fueron incontestables.
«Había algún compañero escéptico», reconoce Rubio, quien acogió en su seno a Sasha y Nala. Las metió en su casa y convivía prácticamente las 24 horas del día con los dos animales que se incorporaron al cuerpo de funcionarios. «En poco tiempo, todo el mundo se dio cuenta de que eran muy eficaces. Durante el periodo de prueba se logró reducir la entrada de droga en prisión alrededor de un 60%», defiende.
El éxito animó a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, a implantar unidades caninas con el método del marcaje lapa en otras cárceles de España. A día de hoy superan la veintena y Burgos se ha convertido en todo un referente del adiestramiento con la escuela oficial de guías caninos que dirige el propio Marcial. Esta responsabilidad le ha permitido delegar en Mónica y David sus funciones en el penal burgalés. «Para dedicarte a esto tienes que estar comprometido al cien por cien», subraya.
(Reportaje completo en la edición en papel de hoy de Diario de Burgos o aquí)